La medicina ha venido mutando de arte a ciencia, lentamente en un principio y rápidamente en las últimas décadas. En este siglo XXI se espera una enorme explosión de desarrollo científico y tecnológico que cambiará significativamente la forma y el fondo de hacer diagnósticos, así como los tratamientos tanto con medicamentos como los quirúrgicos.
Debido al avance de la biología molecular y al desciframiento del genoma humano, ha surgido la ciencia genómica, la cual permitirá que se reclasifiquen muchas enfermedades según códigos genéticos y los tratamientos podrán hacerse según la secuencia de ADN del paciente y en consecuencia será posible individualizarlos en cuanto a tipo de medicamento y dosis. Cada persona podrá tener en un chip toda la información de su genoma, además de su propio expediente clínico. De esta manera ha surgido la farmacogenética, disciplina que hará posible saber a qué medicinas o quimioterapia responderá mejor cada paciente.
Por otra parte, la medicina regenerativa producirá tejidos y órganos, utilizando células madre que eliminarán el rechazo tan temido en la actualidad, porque son células del mismo enfermo. Estas mismas células madre están abriendo una esperanza para el alzhéimer, ciertas miocardiopatías, trastornos de la medula espinal o enfermedades degenerativas diversas; todo lo cual, sin embargo, se encuentra en fase de experimentación en algunos centros de ciencias médicas.
Con la nanotecnología se revolucionará el diagnóstico y tratamiento de multitud de dolencias, toda vez que se incidirá a nivel de átomos y moléculas en vez de órganos o tejidos.
En el campo de la cirugía, el futuro ya está con nosotros, puesto que en bastantes centros se opera con la ayuda extraordinaria de robots tipo Da Vinci, que poseen altísima precisión; un poderoso avance lo representa el uso del ciberbisturí para tumores del pulmón y el bisturí gama que extirpa tumores del cerebro, sin necesidad de abrir el cráneo; la cirugía del feto, que se lleva a cabo en el útero, está haciendo el milagro de salvar muchas vidas antes del nacimiento y la reingeniería genética permite extirpar el gen anormal y sustituirlo por un gen normal.
La educación y la información de las personas acerca de las enfermedades está aumentando exponencialmente, debido a los numerosos sitios en Internet que la proporcionan gratuitamente, y la relación con el médico se ha hecho interactiva.
¿Estamos preparados para ese futuro? Definitivamente no, porque el modelo actual no permite la incorporación del progreso científico, aunque tengamos médicos capacitados a un alto nivel. Para demostrar lo anterior, veamos qué ha sucedido en los últimos tiempos:
1. Más de 25 años esperando el expediente electrónico.
2. La cirugía de Mohs para el cáncer de piel tardó 50 años para hacerse en la CCSS, a pesar del esfuerzo heroico de los médicos especialistas.
3. Vacunas importantísimas contra el neumococo y los rotavirus tienen más de 10 años de recibirlas los niños de países desarrollados, pero la CCSS no se decide a adquirirlas.
4. La investigación biomédica está prohibida en Costa Rica, caso único en el mundo, y nuestras instituciones de salud no se han preocupado por este hecho, sin el cual el ambiente científico y académico de los hospitales se deteriora y rezaga cada vez más. Sin un riguroso clima académico y el cumplimiento, sin excepciones, de un código de ética no existe posibilidad de que los costarricenses nos beneficiemos de la medicina del futuro.
Mucho se ha dicho que el modelo actual se agotó hace varios años y las propuestas más importantes ya se han formulado, pero una especie de parálisis mental de los responsables de las instituciones impide que se lleven a cabo. No existe un liderazgo generador de ideas frescas, ejecutivo e inspirador. Con la situación actual, muchas vidas se perderán y solo quien pueda viajar al exterior podrá aprovechar el avance de las ciencias médicas. Serán necesarias alianzas público-privadas y alianzas con centros médicos avanzados, porque el costo de la nueva medicina supera la capacidad financiera de nuestras instituciones públicas.