El domingo tuve el placer de acudir al VII concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta del maestro Eddie Mora Bermúdez, y al estreno de su obra El hilo de Ariadna, pieza en tres movimientos que me ha encantado. La calificaría como una de las mejores de Mora para orquesta.
También tuve el privilegio de escuchar por primera vez a la maravillosa pianista liberiana Daniela Navarro. Como pianista, creo que, en toda la historia de los intérpretes de piano en el país, desde la llegada de Guillermo Aguilar Machado (con su medalla de oro del Conservatorio de Bélgica) en los años 40, y, mucho después, la de mi maestro Carlos Enrique Vargas, graduado del Conservatorio de Santa Cecilia en Roma en los años 50, nadie ha alcanzado el nivel de Daniela.
Quedé impresionada con la impecable técnica y memoria que posee, además de la manera en que realiza los fraseos, la dinámica y la ejecución con el alma de uno de los conciertos más difíciles de interpretar: el Concierto n.º 5 de Saint-Saëns, El egipcio. Que, por cierto, de egipcio no tiene nada, solo el hecho de que Saint-Saëns se inspiró y lo escribió mientras vivía, en 1896, en Lúxor.
El bello sonido de unos pájaros que se escucharon en varios pasajes de la obra fue su inspiración. Para mí, el segundo movimiento suena a música española en ciertas partes. Navarro logra una gran delicadeza en los pasajes dulces y melódicos, los cuales comparo con los que producía Alicia de Larrocha, y la fuerza y el fuego que tiene, con los de Martha Argerich.
Daniela llegó a ser una niña prodigio gracias a las enseñanzas de la escuela rusa de Aleksandr Skliutovski. A sus 13 años, viajó a Moscú, donde estudió durante década y media en el Conservatorio Chaikovski. A sus 28 años, después de ganar múltiples competencias internacionales, fue invitada por primera vez a ejecutar junto a nuestra OSN. Con su ejecución del viernes y la del domingo, demostró que debe seguir siendo invitada como solista todos los años. Además, debería ganar el Premio Nacional de Música Carlos Enrique Vargas en interpretación en este 2024.
Sus planes inmediatos son continuar sus estudios en Suiza, porque esta es una carrera sin fin. Después de escucharla, besé su mano derecha como símbolo de reconocimiento y de que, a título personal, le colocaba la “medalla de oro del pianismo en Costa Rica”.
No puedo dejar de halagar el trabajo del maestro Eddie Mora como director. Logró muchos contrastes en la orquesta y una gran interpretación de la Sinfonía n.º 1 de Brahms, dirigida de memoria.
Entre los planes de la antigua ministra de Cultura estaba nombrar a una persona costarricense como directora titular, para que la orquesta tuviera a alguien permanentemente que la preparara bien.
Nombrar extranjeros que viajan unos días antes para ensayar una semana y pasan tres cuartas partes del tiempo en el extranjero debe parar. Es hora de que un costarricense vuelva a ser nuestro director titular. En nuestra historia musical, solamente lo han sido mi maestro Carlos Enrique Vargas en los 60 y, posteriormente, Elbert Lechman, graduado en dirección de orquesta en Estados Unidos, por un período corto en los años 80.
Eddie Mora es el indicado para el puesto. Durante muchos años ha desempeñado un gran trabajo dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Heredia, principalmente ejecutando música de autores latinoamericanos y, entre estos, costarricenses.
Nuestra OSN debe empezar a dar preeminencia al repertorio latinoamericano y, sobre todo, ejecutar más música de compositores nacionales, y debe poner, como mínimo, la mitad del programa anual con solistas costarricenses. Eddie es experto en dirigir esta clase de repertorio y tiene muchos contactos en el extranjero para traer solistas profesionales.
Concluyo felicitando de nuevo a Daniela Navarro, pues sé que pondrá el nombre de Costa Rica muy en alto en el difícil mundo de la música clásica, donde la competencia global es feroz. Ella tiene un don especial, el cual solo Dios da, pero es la dedicación diaria absoluta lo que otorga el éxito, y si a esto se agregan las cualidades de Daniela, conseguirá la fama mundial.
La autora es pianista y compositora.