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Mientras el mundo ingresa a una era marcada por la inteligencia artificial, se prevé que los países de ingresos bajos y medios solo se quedarán con el 10% del crecimiento económico generado por esa tecnología. Pero con asociaciones estratégicas e inversiones en infraestructura a gran escala, pueden aprovecharlas para fomentar un desarrollo inclusivo y sostenible.
Los cada vez más evolucionados sistemas de IA tienen un potencial inmenso para revolucionar la prestación de servicios públicos y aliviar la pobreza liberando oportunidades económicas en países en desarrollo como Togo. Pero para hacer realidad lo que prometen estas nuevas herramientas se necesitan infraestructuras adecuadas, por ejemplo, un suministro eléctrico fiable y conectividad de banda ancha. Sin esas bases, las tecnologías más avanzadas del mundo quedarán fuera del alcance de las comunidades que más podrían beneficiarse de ellas.
Del 13 al 15 de noviembre, el Ministerio de Economía Digital y Transformación Digital de Togo organizó en Lomé una conferencia internacional sobre IA que reunió a funcionarios, investigadores, líderes de la sociedad civil, expertos internacionales y estudiantes para debatir sobre el potencial de las tecnologías emergentes en la mejora de los servicios públicos en el mundo en desarrollo.
Togo es un buen ejemplo de este potencial. Durante la pandemia de la covid-19, pusimos en marcha Novissi, uno de los primeros programas de transferencia de efectivo totalmente digitales del mundo. Al principio se lo pensó para dar apoyo a los residentes urbanos de bajos ingresos, pero en poco tiempo se lo extendió para cubrir zonas rurales en los 200 cantones más pobres de Togo, lo que permitió la inscripción en el programa de más de 920.000 trabajadores del sector informal (alrededor del 25% de la población adulta del país).
Mediante la combinación del aprendizaje automático con los metadatos de los teléfonos móviles, imágenes satelitales y encuestas telefónicas, el programa Novissi identificó y ayudó a más de 150.000 hogares, demostrando cómo pueden los gobiernos usar los datos para prestar servicios esenciales de forma rápida y equitativa.
Y no es más que el principio. En los últimos años, hemos aprovechado la ciencia de datos y las tecnologías digitales para mejorar nuestras capacidades de respuesta a emergencias y hacer que los servicios públicos sean más eficientes, rentables y receptivos a las necesidades de los ciudadanos.
Basta pensar en el sector agrícola, que emplea a dos tercios de la población de Togo y equivale al 40% de su PIB. Mediante imágenes satelitales y herramientas de aprendizaje automático como Mosaiks, las autoridades togolesas pueden prever el rendimiento de los cultivos, anticipar malas cosechas y diseñar políticas agrícolas específicas en respuesta. Pero la verdadera fortaleza de estas tecnologías es su versatilidad: una sola inversión permite a las autoridades tomar decisiones con fundamento empírico en relación con una amplia variedad de cuestiones, desde la electrificación a la deforestación.
Fortaleciendo la propiedad local de estas iniciativas, los gobiernos africanos pueden impulsar el crecimiento inclusivo. En Togo, estamos trabajando para construir un ecosistema sostenible de experiencia local a través de iniciativas como el nuevo Laboratorio de Datos de Togo, una colaboración entre el Ministerio de Economía Digital y Transformación Digital y el Centro para la Acción Mundial Eficaz de la Universidad de California en Berkeley. El proyecto se suma a otras iniciativas de importantes instituciones africanas que trabajan para situar a África en la vanguardia del desarrollo digital, por ejemplo, el Instituto Africano de Ciencias Matemáticas y la Asociación Mundial para el Desarrollo Sostenible de Datos.
El nuevo laboratorio ayudará al gobierno togolés a crear capacidades de ciencia de datos en forma sostenible, lo que nos permitirá utilizar herramientas de IA (por ejemplo, modelos lingüísticos de gran tamaño, LLM) para acelerar el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Luego los científicos de datos togoleses formados en el laboratorio colaborarán con expertos internacionales, para que el talento local movilice las soluciones.
En su primer año, el laboratorio pondrá el acento en la agricultura: se formará al personal en el uso de Mosaiks como herramienta para obtener mediciones más precisas del rendimiento de los cultivos. Pero ambicionamos a mucho más. Vemos el laboratorio como una plataforma escalable con capacidad para resolver grandes problemas en sanidad, educación y política climática. Imaginamos un sistema sanitario transformado por la ciencia de datos, en el que herramientas de IA mejorarán la vigilancia de enfermedades y permitirán a las autoridades predecir brotes de enfermedades prevenibles, y aulas en las que tutores asistidos por LLM se ocuparán de las tareas administrativas y dejarán a los profesores libertad para hacer lo que mejor saben: enseñar y conectar con los alumnos.
Aunque hemos logrado avances notables, todavía queda mucho por hacer. Los países africanos han estado mucho tiempo marginados de la revolución digital por falta de capacidad técnica y de infraestructuras adecuadas. Esto debe cambiar, y el momento de hacerlo es ahora.
Por eso exhorto a la comunidad internacional a unirse a este esfuerzo vital. Con la participación del sector privado e inversiones selectivas, África puede convertirse en líder de la economía digital mundial, en vez de mero participante.
Invertir en capacidades locales dará a los funcionarios de países en desarrollo como Togo el poder de tomar decisiones más inteligentes y basadas en datos, pero además, sentará las bases de una vasta red mundial de solucionadores de problemas, listos para poner las tecnologías de vanguardia al servicio de afrontar los mayores retos del mundo.
Cina Lawson es ministra de Economía Digital y Transformación Digital de Togo.
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