¿Por qué la factura electrónica no es obligatoria? No solo genera grandes beneficios de competitividad, sino que también provee al Gobierno de un excelente mecanismo de control fiscal.
Guatemala, Chile, Brasil, México y Argentina son algunos de los países donde se utiliza con éxito.
El gobierno de doña Laura Chinchilla prometió hacerla obligatoria. Se hicieron los intentos para empezar con los profesionales liberales, pero, debido a problemas técnicos, el sistema no se utilizó y tampoco se obligó a las empresas a usarla.
Don Helio Fallas, vicepresidente de la República y ministro de Hacienda, también se comprometió a apoyar la facturación electrónica.
Un documento llamado “Sostenibilidad de las Finanzas Públicas” del 17 de julio del 2014, en su sección “¿Qué se ha hecho en el área de ingresos?”, indica que se inició un plan de acciones cuya meta es lograr un crecimiento del 14% en los ingresos tributarios del 2014 y dentro de este plan está la factura electrónica.
Don Helio también se refirió a la factura electrónica en su presentación del proyecto de presupuesto del 2015.
Sin fecha. Sin embargo, a pesar de estas intenciones, no hay una fecha concreta para establecer la obligatoriedad, después de 13 años de haberse emitido el decreto que permitía su utilización y a pesar de los múltiples beneficios que trae.
Debemos detenernos a destacar dos importantes mercados meta de la facturación electrónica que tienen un tratamiento diferenciado: las empresas y las personas físicas.
La facturación electrónica empresarial es altamente rentable. Tiene efectos importantes en la reducción de costos de impresión, en la distribución de documentos, en el consumo de combustibles, en la labor de archivo y de recuperación de un documento determinado, así como en el procesamiento de facturas.
Igualmente tiene notables beneficios para las pymes, pues estas pueden acceder a métodos baratos de emisión y distribución de la factura.
Para las empresas socialmente responsables sería un aporte significativo al medioambiente al reducir el uso de papel y de energía en el proceso de impresión.
No es de menospreciar el valor para los grandes contribuyentes, que pueden verse inundados de papel o correr un riesgo tributario importante al utilizar mecanismos de impresión y respaldo de documentos no autorizados por la Autoridad Tributaria.
Por lo demás, dado que los documentos electrónicos pueden respaldarse, la posibilidad de pérdida se reduce significativamente y tiende a ser nula ante una operación responsable de la tecnologías de la información.
Dentro de los beneficios indirectos está la recuperación eficiente del dinero, dado que se permite su distribución por correo electrónico a una o varias personas, lo cual, está comprobado, facilita el proceso eficiente de flujo de caja.
Control fiscal. La facturación electrónica personal también produce importantes réditos a la persona que la emite. El Ministerio de Hacienda ha puesto un énfasis especial en su utilización por parte de este segmento del mercado con el objetivo de disminuir la evasión fiscal.
Por otra parte, el Gobierno lograría un repositorio de datos importantísimo que le permitiría conciliar las ventas y las compras de las empresas y personas, lo cual posbilita un control de impuestos de muy alta calidad y exactitud.
A la vista de semejante dechado de virtudes, como Comité Nacional de Factura Electrónica queremos instar al gobierno para que establezca una fecha para que el uso de esta herramienta empiece a ser obligatorio, de forma tal que las empresas y los individuos puedan prepararse adecuadamente para ello y todos podamos disfrutar de sus beneficios.
El autor es ingeniero.