En días pasados, don Víctor Ramírez me critica por levantar la voz y decir la verdad y afirmar que la abolición del Ejército es obra de la Asamblea Constituyente de 1949 e idea de Fernando Lara Bustamante. Me siento en la obligación de seguir diciendo la verdad pese a que esta sea incómoda para algunas personas.
El decreto del 1.° de diciembre de 1948, no abolía el Ejército de Costa Rica. Ese decreto, que para muchos fue idea de don Édgar Cardona y para otros de don José Figueres, abolía el Ejército de Liberación Nacional. No es lo mismo abolir el Ejército de Liberación Nacional, que abolir el Ejército como institución permanente.
Uno es un ejército revolucionario que tenía como fin llevar al poder a un gobierno de facto y lo otro es eliminar permanentemente el Ejército de un país. De hecho, después de ese famoso mazazo, el Ejército de Costa Rica siguió existiendo, hasta que la Constituyente decide abolirlo como institución permanente en 1949.
Reiterando lo que don Rodolfo Piza Escalante† expresó en una carta pública en 1987: “Desmentirme sería muy fácil: con solo señalarme un Decreto, de la Junta o de su Presidente, que dispusiera proscribir, abolir o aunque fuera solo licenciar aquel Ejército Nacional, antes de la entrega del poder a Otilio Ulate y la entrada en vigor de la Constitución, el 8 de noviembre de 1949”.
Origen real de la idea. El 25 de mayo de 1948, la Junta Fundadora de la Segunda República, en virtud de un compromiso plasmado en el pacto Ulate-Figueres encomendó a una comisión de 9 juristas la tarea de redactar el proyecto de Constitución Política, el cual debía someter a conocimiento de la Asamblea Constituyente a más tardar el 9 de noviembre del mismo año.
La Comisión, consciente de la responsabilidad que se le había confiado, asumió el reto y se esmeró en hacer un trabajo innovador y visionario. Fue durante ese proceso uno de sus miembros que el licenciado don Fernando Lara Bustamante presentó una moción para que se incorporara al proyecto la proscripción del Ejército como institución permanente. Finalmente, esa moción se aprobó y señaló que:
“Queda proscrito el Ejército como institución permanente. Para la vigilancia y conservación del orden público, el Estado contará con las fuerzas de policía necesarias. Solo por convenio continental o para la defensa nacional podrán organizarse fuerzas militares. Estas fuerzas, lo mismo de las de policía, estarán siempre sujetas al poder civil, y no podrán deliberar ni hacer manifestaciones o declaraciones, en forma individual ni colectiva. Al Ministro del ramo corresponde explicar públicamente los actos de sus subalternos.”
La comisión estaba formada por Fernando Lara Bustamante, Fernando Baudrit, Eloy Morúa, Manuel A. Hernández Herrán, Rodrigo Facio, Fernando Volio, Abelardo Bonilla, Fernando Fournier y Rafael Carrillo; y no solo entregaron un proyecto de Constitución que buscaba la verdadera supresión permanente del Ejército costarricense, sino que se hizo más de un mes antes del mazazo; por lo tanto, queda claro que fue idea de un integrante de la Comisión y no de la Junta.
Cuando el proyecto fue entregado a la Junta en noviembre de 1948, no sólo se plasmó la idea de abolir el Ejército en el artículo 10, sino que también en la exposición de motivos se mencionó: “Y anotamos también la abolición del ejército como institución permanente, que vamos a justificar. En nuestra opinión, proscrita la guerra como instrumento de política nacional e del mismo internacional – como lo está — y aceptado por todos los países del Continente el arbitraje obligatorio para solucionar los conflictos internacionales; careciendo felizmente Costa Rica de toda tradición militar y observando los daños graves del militarismoha producido en casi todos nuestros países , sin ningún beneficio compensatorio, hemos pensado que no existe razón alguna para mantener un ejército”; también en el preámbulo se afirmó que “El pueblo costarricense proscribe la guerra como instrumento de la política internacional”, lo que se puede interpretar como solicitud de la Comisión hacia la Constituyente de incorporar la norma.
En vista de que el proyecto de Constitución fue rechazado por la Constituyente, don Fernando Lara B. pidió la ayuda de tres de sus amigos, para que ellos hicieran una nueva moción para insertar el artículo 10 a la Constitución que finalmente se aprobarían en 1949.
Quienes presentaron esa moción en el seno de la Constituyente fueron: don Juan Trejos Quirós, don Enrique Montiel, y don Ricardo Esquivel. Ver al respecto el Libro Fin de la Segunda República, Figueres y la Constituyente del 49 , de Óscar Castro V. (secretario de Actas de la Asamblea Constituyente y Testigo de estos hechos).
El 15 de marzo de 1998, don Fernando Guier Esquivel, manifiesta en el periódico Al Día, que “El autor intelectual de la abolición del ejército en nuestro país es el ilustre costarricense Fernando Lara Bustamante”.
Pese a que la autoría intelectual de la abolición del Ejército de Costa Rica fue de don Fernando Lara B., se debe tomar como un logro de un país y no de una persona.
Merecen nuestro reconocimiento don Fernando, por proponer la idea, los miembros de la Comisión al incluirla en el proyecto, los Diputados Constituyentes que presentaron la moción, todos los demás diputados constituyentes al aprobarla, y también don José Figueres al no oponerse a la idea.
Es triste que a un político, considerado, como uno de los mejores cancilleres (2 veces) y parlamentarios que ha tenido nuestro país (5 veces diputado y expresidente de la Asamblea), no se le dé el sitio que merece, ya que se lo ganó por sus actos.