Costa Rica será sede de la reunión ordinaria de jefes de Estado y de Gobiernos del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el 28 y 29 de junio próximos. La realización de esta actividad nos lleva a reflexionar sobre las razones por las cuales es positiva la integración.
1) La integración no es un fin en sí mismo, sino una herramienta que permite alcanzar objetivos.
No se trata de integrarse por el simple hecho de sentirnos unidos, pues tal comunión procura obtener mejores condiciones para sus integrantes. Si bien resulta claro que no todo problema debe ser material de integración regional, existen otros que sí son susceptibles de atacarse y resolverse gracias a esta.
Un ejemplo de ello es cómo la región centroamericana es una de las más violentas del mundo y la seguridad ciudadana es uno de los puntos que puede mejorarse con la integración.
2) En bloque, el conjunto de los países centroamericanos puede negociar tarifas.
Los centroamericanos somos países pequeños en población y economías, nuestras oportunidades de ser significativos en el plano mundial son muy reducidas. Si logramos presentarnos como un bloque económico, obtendremos ventajas al aumentar nuestro número tanto de oferentes como de consumidores.
El problema del medioambiente es uno al que se le puede sacar mayor ventaja si trabajamos como bloque: Centroamérica cuenta con el 8% de la biodiversidad del planeta, debemos sacar provecho de esa situación y solicitar a los países ricos contaminantes (los cuales no tienen entre todos ellos ni siquiera el 1% de biodiversidad), que de alguna manera resarzan el daño que inyectan en la población mundial.
En derecho económico y en derecho ambiental existen varios aforismos que respaldan lo anterior. En derecho económico, tenemos el “problema del costo social”, que se resume en responsabilizar al propietario de un daño causado; mientras que en derecho ambiental hallamos el principio de “quien contamina paga”, por lo cual estamos más que justificados para cobrar un tipo de canon a los que producen contaminación.
3) No se trata de un juego de suma cero, sino uno donde todos ganemos, aunque unos ganen más que otros.
Debemos olvidar el concepto de una integración efectiva en el tanto un país gane y otro pierda; ¡no! no se trata de eso. No estamos ante una situación de blanco o negro, sino una de varios grises en donde se puede sacar provecho para todos, aunque en el proceso algunos resulten más favorecidos por sus condiciones propias.
Así, los países mejor preparados son los más beneficiados. Al respecto, el Cuarto Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible señala: “Durante el período de bonanza las economías con una base productiva más amplia y moderna fueron las más beneficiadas, en particular Costa Rica y Panamá”.
4) Si los costos de integrarse son inferiores a los beneficios obtenidos de la integración, ¡bien vale el sacrificio!
Esta es una máxima clásica del derecho económico, posición que reza: “Con costos de transacción, la reasignación de los derechos no se dará si los beneficios no exceden los costos”, por ello “la comparación entre la utilidad y el daño producido debe tenerse en cuenta para juzgar si el efecto perjudicial puede considerarse una molestia”, que es lo mismo a entender que lo que puede parecer una carga, algo negativo, una vez sopesada las ganancias de su implementación significa, por el contrario, algo muy positivo.
Una ley que rija para todos los países centroamericanos puede que sea molesta para algún sector; sin embargo, si el producto final de dicha ley significa una mejora sustancial para la población en el plano económico o social, está más que justificado su incorporación al fuero interno de cada nación.
5) El nuevo concepto de integración no es solo económico.
Desde julio del 2010, los presidentes miembros del SICA presentaron el “relanzamiento de la integración centroamericana”, que basa su estrategia en cinco áreas por desarrollar: la integración social, la integración económica, la seguridad regional, la integración para enfrentar el cambio climático, los desastres y la coordinación, y el fortalecimiento de la institucionalidad regional y nacional de la integración.
Resulta evidente que es funcional para el pueblo costarricense no solo mantener, sino afinar su posición en el SICA. La integración es cuestión de ser inteligentes.
El autor es abogado, profesor de Derecho internacional público y privado.