El mobbing es un fenómeno que ataca, constantemente, a personas sin distingo de ninguna clase. Su recurrencia es notable, especialmente en la Administración Pública, donde debido a las complejas estructuras organizacionales no hay mecanismos eficaces y oportunos para enfrentarlo y contenerlo.
Una de las preguntas más comunes derivadas de esa problemática es: ¿cómo se distingue a un acosador y a su víctima?
El 9 de enero 2012, con redacción de la Procuradora Adjunta Medrano Brenes, la Procuraduría General de la República emitió un interesante criterio que ayuda a identificar a quienes tienen la despiadada costumbre de acosar laboralmente y, con igual importancia, a sus potenciales víctimas.
Perfil del acosador. Citando a Piñuel, la Procuraduría resume algunos de los rasgos más importantes de este sujeto, así en lo conducente: “(...) En lo que respecta a la psicología del agresor, se mencionan entre otros aspectos, rasgos narcisistas sumamente acentuados. Si bien es cierto, todas las personas, sin excepción alguna poseemos rasgos narcisistas en una medida u otra, como son el egocentrismo, la necesidad de admiración, la intolerancia a las críticas, etc., en el acosador esas características están altamente desarrolladas pero a un nivel perverso. El acosador realiza sus tácticas de hostigamiento saciando sus necesidades destructivas sin sentir el menor asomo de culpa mientras hacen sufrir a la víctima. No demuestran empatía alguna hacia los demás, tampoco son capaces de experimentar auténticos sentimientos de tristeza, duelo, reacciones depresivas. Cuando los demás les decepcionan o hacen daño, suelen enojarse y tienen deseos de venganza. Son verdaderos megalómanos (...)”.
Estos elementos son importantes a tomar en cuenta pues, como es común a nivel de mandos medios y altos en el plano laboral, es recurrente estar bajo la dirección de jefes caracterizados con un alto deseo de figurar, muy lejos de esa deseada figura llamada “líder”, la cual conlleva, en esencia, poder de dirección, pero con un alto grado de motivación y humanidad.
Asimismo, cuesta tener el privilegio de estar bajo la subordinación de una jefatura con rostro humano. Normalmente, los jefes comunes se circunscriben a girar órdenes y a hacer que se acaten, pero no se preocupan por el factor humano de sus colaboradores o subalternos.
El perfil psicológico del acosado. Siguiendo con la exposición de la Procuraduría en su criterio jurídico, señala algunos rasgos de quien es víctima de acoso: “(') Numerosas investigaciones han trazado el perfil profesional y personal del acosado, y se ha mencionado, en la mayoría de ellas (...), como parte de sus rasgos distintivos, que las personas trabajadoras que tienen mayor probabilidad de ser acosadas son aquellas que despiertan cierto tipo de envidia en razón de sus características personales, sociales o familiares, ya sea por su éxito social, su buena fama, inteligencia, carisma, apariencia física. Muy frecuentemente se trata de personas muy capaces, muy valoradas, creativas, populares, son muy eficientes en su trabajo, y eso en algún momento puede resultar una molestia, un estorbo, o una evidente amenaza para el acosador, quien actúa motivado por la envidia y celos profesionales. Este tipo de personas son las que suelen hacer preguntas incómodas a sus superiores, las que denuncian situaciones indignas, defienden a sus compañeros y siempre hablan claro, etc. Otro perfil de la víctima de acoso laboral suelen ser las personas con características que difieren de la mayoría de los trabajadores existentes en el lugar de trabajo, como pueden ser inmigrantes, minorías, trabajadores mayores, etc. No obstante, cualquier persona puede ser objeto de acoso psicológico a lo largo de su vida laboral, independientemente de sus características o atributos físicos y morales. Este es un punto en el que todos los autores coinciden: Nadie está a salvo de este mal al que inclusive se le ha llamado la ‘plaga del siglo XXI’ (...)”.
La información aportada es más que reveladora. Rompe el estereotipo del “pobrecito” para incursionar en un perfil psicológico de un colaborador o subalterno proactivo, con rasgos personales notables al punto de mover los sentimientos de inseguridad que, en el acosador, se hallan.
Es común que algunos puestos de jefaturas estén a cargo de personas que no sean las más idóneas o competentes, por un sinnúmero de razones, de tal forma que, al llegar a la organización laboral una persona que presenta un notable perfil laboral, lejos de ser impulsada para que escale posiciones y aporte a la causa común, se comienzan a minimizar su logros y virtudes, con el único fin de invisibilizarla dentro de la organización de colaboradores, con el agravante de que, si el acosado se resiste a dichas prácticas acosadoras, podría ser objeto de la artimaña más vil para dejarlo fuera del ámbito laboral al que pertenece en ese momento.
De esta forma, si usted alguna vez ha sido tildado de acosador(a), este es un momento importante para reflexionar si su perfil psicológico encuentra semejanzas con lo contextualizado; por el contrario, si es víctima de acoso laboral, es igual de importante desentrañar las razones por las cuales ha sido objeto de tan indeseable práctica.
El invaluable aporte brindado por la Procuraduría General de la República sobre este tema debe ser compartido en un medio de lectura nacional por ser todos y todas potenciales víctimas, en cualquier momento, de este mal endémico que carcome cada vez más las distintas esferas laborales del país.