Es necesario que el Sinac revise y analice si la evidencia existente acerca de que una gestión que considere la capacidad de más visitantes, con visión a largo plazo, posibilitaría seguir produciendo beneficios sin debilitar o poner en peligro la biodiversidad de los parques nacionales.
El cuidado y manejo sostenible y la generación de ingresos y trabajo para las comunidades no deberían entenderse como contrapuestos.
La existencia de los parques nacionales garantiza múltiples beneficios ambientales, económicos y sociales, que se reflejan tanto en la protección de los ecosistemas y sus servicios como en el número de empleos e ingresos económicos para comunidades locales, regionales, nacionales e incluso internacionales.
Según los estudios realizados por el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA), los parques nacionales, además de su función primordial de protección y uso sostenible de la biodiversidad, le dejaron al país en el 2018, aproximadamente, un billón de colones, es decir, poco más de $1.900 millones.
El turismo relacionado con estos sitios fue el que más beneficios aportó (un 81,7 %), seguido de las empresas propietarias de plantas hidroeléctricas, que emplean el agua proveniente de estos lugares (un 13,75 %). Además, se deben tomar en cuenta los ingresos de los funcionarios, los favorecidos con el pago de servicios ambientales, las cuotas de ingreso y la investigación (un 4,55 %).
Consideremos, asimismo, todo el dinamismo económico y el empleo vinculado a estas actividades. El estudio desglosa la información y revela que dentro de la contribución al turismo de los parques el mayor porcentaje lo reciben los establecimientos especializados en hospedaje (un 32,93 %), luego los dedicados a la alimentación (un 27,11 %), el transporte (un 13,83 %), el entretenimiento (un 9,39 %) y otras actividades (un 16,74 %).
Por otro lado, cabe señalar que los fondos transferidos al Sinac apenas llegan al 4 % de ese monto y los ingresos por concepto de entradas representan solamente un 0,76 %.
Para su financiamiento, el Sinac recibe recursos del presupuesto del Gobierno Central, de los fondos de parques nacionales, forestal y vida silvestre, del pago de servicios ambientales y del canon del agua.
Este presupuesto ascendió en el 2018 a cerca de ¢41.254 millones, pero afronta disminuciones constantes, ya que en el 2023 se redujo un 3,3 % y para el 2024 se prevé una baja de ¢2.350 millones.
Es preocupante el efecto que puedan tener estos recortes en el Sinac para cumplir con el objetivo de conservar la biodiversidad y producir los beneficios como lo ha venido haciendo. El trabajo de los funcionarios del Sinac significa una gran responsabilidad con poco financiamiento, que retorna un gran valor al país.
Los parques nacionales deben ser protegidos y administrados adecuadamente, se deben respetar los límites de capacidad turística y gestionarlos con base en la evidencia técnica y científica que realiza el personal especializado del Sinac.
El Ministerio de Ambiente y las dependencias correspondientes deben considerar el efecto que tuvo en la gestión de las áreas silvestres protegidas la disminución en el presupuesto del 2023 y la posible aplicación del nuevo recorte anunciado para el 2024. La inversión en la naturaleza produce empleo y rendimiento de todo tipo a nuestra economía.
Los autores son profesores e investigadores en el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).