El secretario de Estado viene a aleccionar a los gobernantes centroamericanos sobre los peligros que conlleva no cooperar con el gobierno republicano
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PorCristina Eguizabal Mendoza
El presidente Trump parece estar obsesionado con nuestra región. Está convencido de que tiene todo el derecho de arrebatarles a los panameños el control del Canal en aras de la seguridad nacional de su país y la obligación de detener la emigración desde los países del Triángulo Norte y de Nicaragua y parar los flujos de migrantes que, aprovechando la permisiva política de visas de ese país, lo utilizan como puente en su camino hacia la frontera sur de Estados Unidos.
Dado ese interés manifiesto, es comprensible que el secretario de Estado, Marco Rubio, haya escogido Centroamérica como destino de su primera visita oficial al exterior. Próximamente, el flamante secretario de Estado hispano visitará Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana. Han quedado excluidos Honduras y Nicaragua, considerados países poco amigables.
Más específicamente, ¿qué viene a hacer el señor Rubio? Viene a aleccionar a los gobernantes centroamericanos sobre los peligros que conlleva no cooperar con el gobierno republicano: primero, en su política de expulsión de migrantes, pese a los costos económicos que eso significa para los centroamericanos por la reducción de las remesas y la desestabilización social por la llegada masiva de deportados. Esto no le concierne mucho a Costa Rica.
Segundo, viene a exigir que se aumenten los recursos en el combate al narcotráfico, aunque eso signifique un aumento del gasto en defensa y seguridad en detrimento de otras prioridades.
Centroamérica se ha convertido en el principal punto de salida de la droga suramericana hacia Estados Unidos. Esto sí le concierne a Costa Rica de manera directa.
Tercero, viene a requerirles a los gobiernos centroamericanos que se mantengan alejados de Pekín. En caso de que los centroamericanos no cooperen, Washington elevará los aranceles a las exportaciones de la región pese al tratado de libre comercio.
Nicaragua ha quedado excluida de la gira por razones obvias: es el país de la región que más se ha acercado al eje de potencias contestarias: China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Tiene excelentes relaciones con la República Popular China, misiones militares rusas visitan el país con frecuencia y oficiales rusos están al mando de un centro de espionaje establecido en la base nicaragüense de Mokorón.
En el caso hondureño, pese a las cercanas relaciones entre los Ejércitos de ambos países, una cooperación estrecha en materia judicial y la presencia de un contingente de solados estadunidenses en la base hondureña de Soto Cano, las relaciones se han enfriado a raíz de la decisión de la presidenta, Xiomara Castro, de denunciar el Tratado de Extradición, pieza clave de la cooperación entre los dos países.
Cristina Eguizabal Mendoza es politóloga y especialista en relaciones internacionales y política exterior latinoamericana.
Marco Rubio ha trabajado por largo tiempo en temas de América Latina y ha criticado fuertemente los regímenes de Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Foto: AFP (ANDREW CABALLERO-REYNOLDS/AFP)
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