El 2 de junio del 2016, La Nación publicó un reportaje sobre un estudio que demostró que los ticos perdemos aproximadamente un 2 % del producto interno bruto en presas viales.
La publicación, debemos recordar, mostró que desperdiciamos millones de minutos de vida y que, según la Contraloría General de la República, en el 2015 los costarricenses tardábamos dos horas o más en ir y venir a diario de nuestros trabajos, tiempo perdido para dedicar a la familia, el estudio, el ocio y muchas cosas más.
Recientemente, el 26 de noviembre, en otro reportaje de este medio, se evidenció que tardamos siete minutos en recorrer solo 100 metros. Pese al auge del teletrabajo durante la pandemia, la congestión vial en el 2021 y el 2022 fue similar a la del 2019. Peor aún, en el 2023 y el 2024 se registró “un aumento considerable” en comparación con la época prepandémica.
El año pasado, la congestión vial creció un 16 %, y para agosto del 2024 la saturación de las vías era un 31 % mayor que en el 2019.
Si ya el panorama es aterrador para nuestra calidad de vida, el escenario no pinta que vaya a mejorar. Por el contrario, no importa cuántas carreteras o puentes se construyan, en las próximas semanas veremos más presas, no solo por la Navidad, sino también porque varias instituciones ya enfrentan problemas.
La Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ordenó que el personal administrativo realice trabajo presencial, lo cual aumentará no solo las presas, sino también la factura eléctrica, los alquileres y el uso de espacio físico que podría aprovecharse y convertirse en consultorios o áreas de atención grupal para mejorar la atención de los pacientes. Ni hablar del peligro de asaltos, ya que los delincuentes podrían aprovechar que los funcionarios llevan sus computadoras a mano.
Otras instituciones públicas y empresas privadas están volviendo a exigir el trabajo presencial, obviando que la evidencia científica demuestra que el teletrabajo incrementa la eficiencia, el rendimiento y la productividad.
El trabajo en remoto brinda mayor seguridad y hace posible articular la vida profesional con la personal, lo que aumenta la satisfacción de los empleados.
Si la CCSS no saca partido al teletrabajo, como lo hacen otras instituciones, y el gobierno no lanza una estrategia para mejorar la conectividad y fomentar el teletrabajo, las presas y nuestra calidad de vida seguirán decreciendo.
Esto me hizo recordar la historia de una funcionaria que deja a su hijo en casa de su madre la noche anterior para poder levantarse a las 4 a. m., tomar el autobús de las 5 a. m. y llegar a la oficina a las 7 a. m. a hacer lo mismo que haría desde casa, perdiendo la oportunidad de disfrutar lo que seguramente más ama en la vida.
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Alejandro Marín Mora es médico.