Con la fundación de la Casa del Artista en 1951, Doña Olga Espinach encendió la luz de la esperanza, para que todos los niños, las niñas y los jóvenes de nuestro país, tuvieran por medio de las artes plásticas una transformación en sus vidas, formando artistas, pero sobretodo ciudadanos y ciudadanas de bien.
Su amor incondicional por los ángeles más desposeídos de nuestro país, la impulsó a darles amor incondicional de madre, guiándolos, ofreciéndoles su consejo y ayuda oportunos.
Hoy día, miles de costarricenses han tenido el privilegio de conocerla, algunos con vocación artística han sobresalido y hoy viven de su trabajo artístico; otros aprendieron una terapia de autoayuda, que les transformó sus vidas, dándoles la fuerza para cambiar su medio ambiente y su destino.
Como ser humano, una gran mujer, de inteligencia extraordinaria, fuerte de carácter y entereza ante las adversidades, con un humor muy fino, de amplia sonrisa; pero, sobre todo, con un amor inconmensurable por los más desposeídos, especialmente por la niñez, fueron los motores que siempre la impulsaron a dedicarse por completo durante toda su vida a ellos; por esta razón dejó su profesión de periodista, a la cual le dedicó 22 años de su vida, y de vez en cuando, robándole minutos al día, pintaba algún cuadro. Como pintora, logra dominar todas técnicas magistralmente; participó solo en 27 exposiciones de pintura colectiva.
Labor sobresaliente. Fundadora y propietaria del Teatro Las Máscaras, al mismo tiempo trabajaba con el Teatro de la Prensa, el teatro de los Periodistas. Funda también el Teatro Experimental de la Casa del Artista.
Asimismo, trabajó en el modelaje y la danza; viajó a Guatemala en misión cultural de la Junta Fundadora de la Segunda República, con el Ballet Tico Margarita Esquivel.
Como periodista, su labor también fue sobresaliente. Fundó el periódico Siglo XX y la página cultural de la Prensa Libre ; fue miembro fundador del Colegio de Periodistas de Costa Rica, el cual instaura la Galería Olga Espinach. Trabajó en La Nación , siendo este medio periodístico el que le permitió encontrar la semilla y la visión de la Casa del Artista.
Estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica y en el Art Students League -Columbia University.
Mujer del Año de la Unión de Mujeres Americanas (UMA), placa otorgada por las Damas Israelitas pro Beneficencia, en el Año Internacional de la Mujer, y Premio Fernández Ferraz 1989, otorgado por el Instituto de Cultura Hispánica.
Fue socia fundadora de la Federación de Mujeres Profesionales y de Negocios de Costa Rica, donde desarrolló gran cantidad de proyectos de ayuda a los más vulnerables y un programa exitoso de prevención del delito por medio de la pintura, con los estudiantes de la Escuela de Los Cuadros de Goicoechea, donde logró resultados extraordinarios en los estudiantes y en la transformación del núcleo familiar.
Esta luz de esperanza, solidaridad y filantropía, que nació hace 91 años en nuestro país, ha partido de esta Tierra, pero ha nacido una nueva luz de esperanza en firmamento, que será nuestra guía infinita en nuestro país por medio de la Casa del Artista:
“Tengo especial interés en ayudar a mis muchachos y a mi país, pues nuestro pueblo es un pueblo de sensibilidad artística, que quiere el arte en todas sus expresiones y lo necesita.
Nunca he querido dirigirme a ninguna organización para pedir ayuda, porque he querido probarles que en Costa Rica las ideas y las labores nobles a favor del pueblo, él mismo las sostiene.
La Casa del Artista no ha necesitado ninguna clase de propaganda; sin embargo, los mismos alumnos identificados con los fines de la Escuela, se han encargado de hacerla. Así sucedió y así hemos triunfado” ( Olga Espinach ).