¿Debe una empresa esperar cambios en la demanda de sus productos y servicios antes de ella misma reaccionar o debería tener una acción proactiva que impulse transformaciones en la oferta de lo que produce y sobre la demanda de sus consumidores?
Con esta pregunta traigo a discusión si las empresas debemos aguardar que quienes compran nos demanden cambios para responder a las necesidades y condiciones actuales del planeta, entre las que está adaptarnos al cambio climático, o si debemos impulsar y acelerar, en nuestros modelos de negocio, transformaciones que impulsen el consumo sostenible.
La opción que yo defiendo es la segunda. Estamos contra el tiempo, y la tierra, los mares y los ecosistemas nos piden una acción diferente, que incluso implica variaciones profundas en el modo en que producimos, vendemos y nos hacemos responsables de los residuos de nuestras fabricaciones.
Pero ¿es esta una opción realista o estamos hablando de utopías, en vista de las realidades del mercado? Quiero pensar que no hay nada más práctico que una visión de cambio combinada con una estrategia concreta de transformaciones.
Whole Foods Market, tienda de comestibles que cuenta con más de 500 establecimientos en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, presentó su reporte de sostenibilidad hace un par de semanas, donde documenta el trabajo para cristalizar su visión de convertirse en una fuerza del bien en el sistema alimentario mundial.
Destaca las acciones concretas para “combatir el desperdicio de alimentos, reducir la huella de carbono, obtener productos de manera consciente y apoyar el crecimiento y el bienestar de los miembros del equipo”.
Whole Foods trabaja para impulsar el cambio junto con sus clientes, proveedores y colaboradores. Es el primer supermercado certificado orgánico en Estados Unidos y es, además, un excelente negocio. El informe 2022 detalla que ese año incorporó más de 2.300 nuevos productos orgánicos para ofrecer un total de 37.000.
Un dato relevante: la empresa sacó de los vertederos más del 72 % de los desechos que producen sus tiendas; casi la totalidad de los establecimientos facilitan el reciclaje y una buena parte cuenta con programas de compostaje. Además, practica la filantropía basada en su labor esencial: la alimentación.
Su fundador, John Mackey, su CEO y demás personas del equipo ejecutivo se autodefinen como líderes conscientes. Su director ejecutivo, Jason Buechel, dice: “A medida que crecemos, seguimos elevando el nivel de nuestro compromiso con la sostenibilidad y encontrando soluciones beneficiosas para todos con todos nuestros socios, desde nuestros proveedores hasta el medio ambiente y las comunidades a las que servimos”.
Cito a Whole Foods Market para plantear que Costa Rica puede aprender de una experiencia como esta. Que no hablamos de utopías, sino de realidades, de una necesidad y una responsabilidad. Ya tenemos personas al frente de empresas con esta visión, pero necesitamos más líderes empresariales conscientes.
Una parte de quienes me leen quizás crean que la clientela va a presionar para lograr el cambio. Yo también lo creo, pero pienso, asimismo, que no debemos esperar a que ello ocurra, sino que, como lo demuestra Whole Foods, debemos y podemos anticiparnos, incluso promoverlo.
La autora es presidenta de la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED).