Costa Rica hizo historia el 28 de julio cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó, con una mayoría abrumadora de 161 votos a favor, ninguno en contra y tan solo 8 abstenciones, la resolución que reconoce universalmente el derecho humano a un “ambiente limpio, saludable y sostenible”.
La resolución, titulada El derecho humano a un ambiente limpio, saludable y sostenible, es la culminación de un proceso de casi 50 años, desde que la Declaración y Plan de Acción de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano de 1972 estableció, por primera vez, a escala internacional, que el ser humano posee un derecho fundamental a un ambiente de calidad y que le permita vivir con dignidad y bienestar.
Este derecho se ha desarrollado también en el ámbito nacional en más de 150 países, incluyendo a Costa Rica —constitucionalmente desde 1994—, y es reconocido en instrumentos regionales.
En octubre del 2021, el Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, adoptó un texto, también presentado por Costa Rica, donde lo reconoce como un derecho humano.
Costa Rica ha tomado la estafeta en este proceso desde hace cuando menos 20 años. Acompañados de Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza, y con el empuje de la sociedad civil, defensores de los derechos humanos, la Academia, el sector privado y tantas personas que han contribuido a la causa.
Trabajamos sin descanso para comprender mejor los vínculos entre el disfrute pleno de todos los derechos humanos y el disfrute de un medioambiente sano, limpio, saludable y sostenible, y reconocer los vínculos y las obligaciones estatales derivados para actuar en consecuencia.
Esta acción sostenida repercutió en la creación de mecanismos de las Naciones Unidas sobre la materia, entre otros resultados tangibles, que se consolidan a partir de la adopción de esta histórica resolución.
Sin embargo, no basta con adoptar una resolución histórica. La mayor contribución de este tipo de logros internacionales debe estar en su ejecución, así como en mejorar la calidad de vida de todas las personas, sin distinción de ningún tipo.
Con el reconocimiento universal del derecho humano a un medioambiente limpio, saludable y sostenible, esperamos brindar un marco para las respuestas que la humanidad y nuestro planeta urgen, con el objetivo de mitigar y adaptarnos al cambio climático, proteger nuestros ecosistemas y recursos naturales y transformar los patrones insostenibles de producción y consumo.
En estos primeros 100 días de trabajo como canciller de la República he coordinado acciones internacionales en favor del cuidado y protección del medioambiente.
Durante mi gira en Portugal, Costa Rica tuvo una exitosa participación en la Conferencia sobre los Océanos, donde se reafirmó nuestro compromiso con la protección de las especies y ecosistemas marinos y el interés de ser coanfitriones, junto con Francia, de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en el 2025, con una conferencia de preparación en nuestro país, en el 2024.
También he firmado acuerdos y memorandos, tales como el Memorando de Entendimiento del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), que establece la intención de explorar áreas de cooperación y oportunidades para brindar asistencia técnica y apoyo entre Costa Rica, Ecuador, Colombia y Panamá, para la protección y gestión de la biodiversidad marina y el uso sostenible de los recursos marinos.
Todas estas acciones están en consonancia con uno de los ejes de nuestra política exterior: la promoción del desarrollo sostenible y la coordinación y representación política en las negociaciones ambientales internacionales.
A partir de la labor diplomática al más alto nivel, Costa Rica sigue ejerciendo un liderazgo propositivo, orientado a la acción por el clima y la lucha contra el cambio climático y sus efectos en la población.
La adopción de esta resolución en las Naciones Unidas es un logro significativo de nuestra política exterior, comparable solo con el reconocimiento del derecho humano al agua y al saneamiento en el 2010 y al desarrollo en 1986, o a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
Confirma que nuestro país cuenta con una política exterior de Estado que se distingue por su contribución firme y constante al avance del derecho internacional, de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Ratifica también que nuestra capacidad de liderazgo y convocatoria no es proporcional a nuestra extensión geográfica, ni al tamaño de nuestro cuerpo diplomático. Demuestra que, guiada por principios, esfuerzo constante y, en particular, por una vocación por el entendimiento y la construcción colectiva de bienes públicos globales, Costa Rica cumple un distinguido papel en un sistema internacional que se encuentra cada vez más fragmentado.
El derecho a un ambiente sano lleva sello costarricense y es un hito que como país debe ser causa de orgullo, confianza y esperanza en heredar a las nuevas generaciones comunidades más resilientes.
El autor es ministro de Relaciones Exteriores y Culto.