Por lo menos 10 vacunas integran el selecto grupo de las aprobadas contra la covid-19 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más una veintena de fórmulas autorizadas localmente en varios países. No obstante, el número de vacunas en desarrollo preclínico es mucho mayor: 170 en 69 países y 194 en desarrollo preclínico.
En los últimos dos años, la industria farmacéutica, con el apoyo de países desarrollados, se ha abocado a producir nuevas vacunas, pero no necesariamente contra el virus SARS-CoV-2. Dichosamente, el ARN mensajero es eficaz para evitar la gravedad de la enfermedad y, por tanto, más muertes por covid-19. Sin embargo, no disminuye los contagios entre personas vacunadas y no vacunadas.
Después de dos años de convivir con el virus, los científicos cuentan con mayor conocimiento del SARS-CoV-2 y sus mutaciones delta y ómicron. Esta última posee una composición genética muy diferente al virus detectado originalmente en Wuhan.
Los expertos tienen ya dos prometedores avances para intentar detener la transmisión. El primero es alcanzar una vacuna de inmunidad esterilizante, mediante la administración intranasal, para nebulización en las fosas nasales e inducir una respuesta protectora en la vía de entrada del virus. De esa manera, se origina la segregación de anticuerpos de inmunoglobulina A.
En un artículo publicado en la revista Science, en agosto del 2021, titulado “Aroma de una vacuna”, los investigadores Frances E. Lund y Troy D. Randall, de la Universidad de Alabama, concluyeron que las fórmulas intranasales brindan dos capas de protección adicionales.
Lo relevante es que las células memoria permanecen en el organismo por largo tiempo, después de desaparecer la infección, pero no olvidan los virus u otros gérmenes que combatieron si estos regresan.
Los investigadores explican que además sí una variante del SARS-CoV-2 supera la primera barrera y se produce la infección, las células B y T de memoria responderán más rápidamente porque estarán familiarizadas con el antígeno, lo que impediría la replicación viral y reduciría la propagación y transmisión.
Otra ventaja de las vacunas nebulizantes es que actúan en menos tiempo que las de inyección intramuscular, que tardan entre dos y tres semanas en actualizar el sistema inmune. Actualmente, existen 8 proyectos de vacunas intranasales conocidas por la OMS, entre estas, la india Bharat Biotech y de laboratorios de Rusia, Hong Kong, el Reino Unido y Cuba.
Por otro lado, el segundo avance es el desarrollo de una supervacuna que ataque todos los coronavirus mediante una inmunizante, eficaz contra todas las variantes del SARS-CoV-2 y, en última instancia, contra los coronavirus en general, utilizando nanopartículas combinadas con proteínas S de las diferentes variantes del virus.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).