La unanimidad es un privilegio de Corea del Norte, donde no rige el principio de “una persona, un voto”, sino el de “una persona, todos los votos”. Sin embargo, la disidencia sirve para conocer otras opiniones y para revisar la fortaleza de las propias. Luego de esta captatio benevolentiae, paso a las opiniones políticamente incorrectas.
Fueron adecuados los recientes consejos formulados para las turistas por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) y el Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Algunos consejos: “Evite caminar a solas en horario nocturno”, “tenga cuidado con los mensajes que una actitud muy amistosa puedan generar”, “de ingerir bebidas con contenido alcohólico, o alguna sustancia que pueda alterar el uso de sus facultades, debe asegurarse de mantener el control personal y del entorno”.
El Inamu introdujo este útil consejo: “Procure vestir un estilo similar al local para evitar llamar la atención”. Nótese: no aparecen alusiones sexuales, como “provocación”, sino la conveniencia de mimetizarse con las demás personas. “Provocación” y mimetización no son lo mismo.
Todos son consejos sensatos, como los que damos a hijas e hijos para que no sufran daños. Todo es razonable; mas, luego de oírse protestas, el Inamu y el ICT borraron los consejos de internet. Sin tales consejos, las turistas “se la jugarán” solas, con la ayuda de pocos policías y de algunas personas buenas. El Inamu y el ICT anunciaron que publicarán nuevos consejos, pero serán iguales que los borrados, pues son tan de sentido común que es imposible omitirlos.
Este caso nos ilustra cómo funciona el pensamiento mágico, ajeno a las experiencias y al sentido común. Según muchas personas, la maldad existe, pero las posibles víctimas adultas no deben recibir consejos preventivos porque las “ofenden”. Omiten que estos consejos son complementarios de las campañas destinadas a disuadir a los eventuales agresores. Van a “públicos” distintos.
Los protestantes actúan de buena fe, y creen que cada turista debe ser protegida 24/7/365 por policías vigilados por policías, y así sucesivamente porque nadie puede confiarse ni de los policías… Por desgracia, en todos los países hay y habrá violencia, y Costa Rica no es el peor de ellos.
Pensamiento mágico
El pensamiento mágico confunde culpa con responsabilidad. Ejemplo: 1) dejo mi auto con las puertas abiertas y en un barrio de alta delincuencia; 2) regreso un mes más tarde; 3) mi auto ya no está; 4) me quejo por la negligencia del Estado, que no cuidó mi auto. Veamos: los culpables y los responsables del robo son los ladrones, pero yo soy corresponsable. Yo fui un negligente, un tonto, pues sabía que podrían robar mi auto. El Estado falló, pero yo también. Ladrón = culpable; víctima negligente = corresponsable.
Nadie ha insinuado que las víctimas sean las culpables. Los culpables son los agresores; pero, al igual que toda y todo costarricenses advertidos por buenos consejos, las turistas adultas serán corresponsables por su negligencia si se exponen a pesar de los consejos. No serán castigadas, pero han de admitir su negligencia. Somos adultos.
El pensamiento mágico confunde libertad con realidad. Una turista advertida del peligro es libre de entrar en un búnker de criminales. Ya dentro, la libertad de la turista chocará con la realidad que ya suponemos. Turista = libertad; criminales = realidad.
El pensamiento mágico confunde voluntad con sentido común. Mi voluntad consiste en ingresar en un búnker de delincuentes, pese a que conozco los peligros. Empero, el sentido común me había aconsejado no ingresar. Dicho sea de paso, “sentido común” es una categoría filosófica difundida por la escuela escocesa del common sense, del siglo XVIII. Consúltense los diccionarios filosóficos de Mario Bunge y de José Ferrater.
Aquí, sentido común es una idea más modesta: la facultad que nos aconseja hacer o no hacer algo a partir de la experiencia propia o de la ajena. Si me electricé por tocar un cable, el sentido común me aconseja no tocarlo otra vez. Si el fumar enferma a otras personas, el sentido común me aconseja no fumar. De igual modo, si yo pudiera ingerir licor con personas desconocidas, el sentido común me aconseja no hacerlo o medirme en la ingestión.
El pensamiento mágico confunde reacción con prevención. Si me asaltan en una esquina peligrosa, exijo la reacción posterior de la policía. Si deseo reducir el peligro de ser asaltado, no paso por esa esquina, y así ejerzo la prevención. Los magicopensantes no quieren saber que la prevención existe; para ellos solo hay reacción (ajena, obviamente).
Más compasión
El pensamiento mágico confunde lo ideal con lo posible. Ideal: que los vehículos nunca choquen en las esquinas. Posible: reducción (no eliminación) de los choques mediante los semáforos. Igualmente, los consejos del Inamu no eliminarán los ataques contra las turistas, sino que reducirán el número porque ellas estarán advertidas de los riesgos.
El pensamiento mágico confunde la invariancia con la circunstancia. Una turista va a una playa a fin de disfrutar del mar: bien (circunstancia A). La misma persona va vestida “de turista” por una calle peligrosa: mal (circunstancia B). Según los quejosos, el aspecto de turista es invariable, innegociable, pues la turista “tiene el derecho” de no cambiarlo cuando pasea por una calle peligrosa. Sin embargo, las circunstancias no se adaptan a las personas, sino que las personas deben adaptarse a la circunstancias.
El pensamiento mágico confunde delincuencia sexual con “cultura de la violación”. En Costa Rica hay delincuentes sexuales, pero no hay “cultura de la violación” (más bien, sería “incultura”), como no la hay en los otros países de inspiración ilustrada occidental.
Los violadores son perdedores en la competencia intersexual, por lo que apelan a la violencia. Son también la hez de la sociedad, y hasta de las cárceles, donde les dan su “merecido”. Si hubiese “cultura de la violación”, los violadores serían los héroes de los barrios. ¿Acaso los padres y las madres presentan violadores ante sus hijas para que sean “amigos”? Nunca.
Hay agresiones sexuales porque hay perdedores, delincuentes y psicópatas, no “porque hay hombres”. Deben ser castigados severamente por el Estado y la sociedad, pero no ayuda el inventar “culturas” imaginarias. A problemas imaginarios, “soluciones” imaginarias.
El pensamiento mágico achaca la imaginaria “violencia estructural” (?) al “patriarcado”, pero confunde épocas y lugares. En otros tiempos y otros sitios sí lo hubo, mas en Costa Rica no hay patriarcado porque no hay patriarcas, así como no hay esclavitud porque no hay esclavos.
En vez de caer en la mágica irracionalidad, el gobierno, el Inamu y los grupos feministas deberían mostrar más compasión por las turistas. Ellas merecen que las cuidemos, y una forma de hacerlo es explicarles cuáles son los peligros que afrontarían y cómo evitarlos. Entre tanto, ya sin consejos para ellas, ¡perdonadnos, turistas!
El autor es ensayista.