La epidemia de la covid-19 ha producido 8.327 muertes en dos años. De acuerdo con informaciones recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), un gran porcentaje corresponde a pacientes que padecían enfermedades como obesidad, diabetes mellitus e insuficiencia cardíaca y respiratoria.
Además, se cancelaron 100.000 cirugías programadas y un aproximado de un millón de citas con especialistas. En los próximos años, nos tocará evaluar el impacto sanitario de esas medidas.
Hace pocos días La Nación se refirió a la epidemia de depresión y suicidio entre los jóvenes. Los médicos atendemos a diario a decenas de personas que ganaron peso durante el confinamiento. Tal vez usted sea una de ellas.
El país, los ciudadanos, el gobierno y, particularmente, el Ministerio de Salud y la CCSS debemos enfrentar el gran reto sanitario del mundo: la obesidad.
Se calcula que el 55% de la población adulta la padece, lo que equivale a unos 3.000 millones de personas; 2 millones en Costa Rica. La obesidad predispone para la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la depresión, las enfermedades osteoarticulares y algunos cánceres, y reduce la esperanza de vida en unos 15 años.
También afecta al 30% de nuestros niños y adolescentes. Este hecho reviste especial importancia, por cuanto es probable que se mantenga en la adultez. En resumen, no existe enfermedad que perjudique tanto la salud de una nación como el sobrepeso y la obesidad. Estamos frente a una guerra.
Las instituciones sanitarias deben crear un amplio programa de lucha contra este gran enemigo, que incluya a la prensa, las empresas, las municipalidades, las iglesias, las instituciones educativas públicas y privadas, las comunidades y las instituciones públicas.
El problema es de tal magnitud que solo un programa nacional que abarque a todos los actores sociales podrá ser exitoso. Habrá que echarlo a andar paso a paso. Como en la guerra, habrá batallas casi imposibles de ganar, pero eso no importa. En la vida, lo responsable es hacer lo que hay que hacer.
El autor endocrinólogo.