El uso adecuado de la mascarilla, bien ajustada y que cubra la nariz y la boca, contribuye a evitar el contagio no solo del SARS-CoV-2, causante de la covid-19, sino también de otros virus respiratorios.
Es necesario recordar que la pandemia de covid-19 no ha terminado. No es suficiente que los menores de edad la utilicen, también sus padres, madres y cuidadores deben usarla, así como personal docente, cuidadores de adultos mayores o de personas con discapacidad o con factores de riesgo, y cuando alguno de los integrantes de la familia muestre síntomas.
Los menores de cinco años son muy vulnerables a contraer la covid-19 y en ellos deja secuelas, tales como el síndrome inflamatorio multisistémico y covid-19 persistente.
El uso de la mascarilla ayuda a reducir la propagación del SARS-CoV-2 en las comunidades al disminuir la liberación de gotitas cuando personas infectadas tosen o estornudan, sobre todo, cuando son asintomáticas, no muestran aún ningún síntoma (presintomáticas) o estos son leves inespecíficos.
Los aerosoles lanzados por la gente contagiada de covid-19 permanecen entre una y dos horas en lugares cerrados, a temperatura ambiente. Estar en espacios abiertos no garantiza librarse de la infección, pues esta se produce por contacto a menos de un metro de distancia del otro.
Las guías de práctica clínica de marzo y abril del 2022, tituladas Prevención y control de infecciones en el contexto de la enfermedad por coronavirus, de la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología recomiendan el uso de la mascarilla:
1. Donde se atiende a pacientes que no tienen covid-19: personal de salud y administrativo, pacientes, cuidadores, acompañantes y proveedores de servicios, incluso en áreas comunes como cafeterías y salas de personal de los establecimientos de salud.
2. Donde hay transmisión comunitaria o grupal del SARS-CoV-2, independientemente del estado de vacunación o antecedentes de infección.
3. En espacios cerrados, como centros educativos, centros de cuidado, hogares de larga estancia, centros penitenciarios, medios de transporte público y privado.
4. Donde la ventilación o el mantenimiento de esta son deficientes.
5. Donde la ventilación es adecuada, pero es imposible mantener la distancia física de cuando menos un metro (supermercados, tiendas, centros comerciales y bancos, entre otros).
6. En espacios abiertos donde no se puede mantener la distancia mínima de un metro, por ejemplo, cuando se asiste a actividades masivas.
7. Cuando la cantidad de vacunados no alcanza el número suficiente porque no se ha iniciado o no se ha completado el esquema (tres dosis) o hay caída de la inmunidad por vacunación o infección natural.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades y la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea reconocen que la mascarilla es una de las mejores protecciones contra la trasmisión de la covid-19.
Esta medida preventiva parece ser una solución eficaz, justa y socialmente responsable para frenar la transmisión del virus.
Si bien es cierto que el grado de protección varía según el tipo de mascarilla, cualquiera es mejor que ninguna. Para poblaciones con menos poder adquisitivo, empresas y organizaciones deben solidariamente donarlas, especialmente a centros educativos de primaria y secundaria y donde se cuida a personas más vulnerables.
En varios establecimientos comerciales es posible comprar a bajo precio las cajas de mascarillas que proporcionan mayor protección.
La autora es médica cirujana especialista en salud pública con énfasis en epidemiología.