Para los latinoamericanos, Costa Rica ha sido siempre un referente. Muchos admiramos su apuesta por la paz, por la educación y por el respeto al medioambiente. Es un país serio, con una institucionalidad fuerte y excelentes servidores públicos. Es un país donde el progreso se va haciendo palpable año a año para sus ciudadanos y, además, así lo creo, donde se respetan las opiniones distintas y la convivencia se entiende desde la diversidad.
Por ello, resulta sorprendente para quienes observamos a Costa Rica desde la distancia con admiración, el debate que se ha generado en torno a las últimas decisiones de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) en materia de regulación tarifaria.
Costa Rica tiene un regulador competente, respetado internacionalmente, reconocido por su honestidad y capacidad técnica. Prueba de ello es que el país se ha destacado internacionalmente por los avances en esta materia, logrados en los últimos años, situándose en los últimos cuatro años en el top 5 a escala global del índice que elabora la Alianza para una Internet Asequible, recibiendo en el 2015 el premio como el país que más posiciones escaló en el índice de desarrollo de las TIC, otorgado por la Unión internacional de Telecomunicaciones (UIT) —organismo de la ONU—, como el país más dinámico que ha registrado mejoras muy por encima del promedio. Actualmente, es la nación número uno de América Latina en acceso a Internet móvil, según datos del 2016 recogidos por la UIT.
Buenos números. Los avances y transformaciones que ha vivido el país desde la apertura en el año 2009 son espectaculares. Según el último libro de estadísticas de la Sutel, entre el 2011 y el 2016, el número de suscripciones móviles por cada 100 habitantes se elevó desde 90 a más de 170, situando al país como líder de la región.
Dos de cada tres líneas cuentan con el servicio de Internet móvil. En Costa Rica, el 43 % de los hogares tienen acceso a Internet fija y el 56 % dispone de televisión por suscripción. Todas estas cifras bastante por encima de las medias regionales.
El sector telecomunicaciones de Costa Rica representa un ingreso total cercano a los ¢800.000 millones al año y el número de empleos directos del sector ronda los 12.000. Todo esto con índices de percepción y grado de satisfacción de los servicios superiores a 7,6 tanto en Internet móvil como fija.
La evidencia es contundente: hoy Costa Rica está más y mejor comunicada, con servicios que cubren a una inmensa mayoría de la población, con bajos precios y creciente calidad. Las empresas compiten abiertamente en el mercado por ganar y retener clientes, ofreciéndoles mejores servicios. Este es un éxito de Costa Rica. Deberían sentirse orgullosos de lo que han logrado en tan poco tiempo.
Crítica. Si hay algo que pudiera criticársele a la Sutel, es que la resolución de competencia no se haya adoptado antes. Pero es indudable que el regulador ha actuado con seriedad y profesionalismo, dando pleno cumplimiento a la normativa vigente y en favor del interés colectivo.
Costa Rica, los ticos, se han beneficiado de la competencia en el mercado y lo seguirán haciendo. Con más inversión de los operadores, las velocidades de acceso serán cada vez más elevadas y los servicios seguirán mejorando.
Las nuevas ofertas comerciales que se derivan de la libertad tarifaria permitirán al país seguir avanzando hacia el cierre de la brecha digital y, así, contribuir al progreso de toda la ciudadanía.
Vivimos tiempos complejos, en los que la evidencia suele ser sepultada por la opinión construida desde las emociones y el prejuicio. Es la era de la posverdad. Pero no se progresa ni se defienden los intereses de los habitantes con populismo.
El autor es director ejecutivo de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones y exsubsecretario de telecomunicaciones de Chile.