Costa Rica ha logrado encontrar el camino para mejorar la seguridad ciudadana y recuperar la paz social. Desde la Política de Estado en materia de Seguridad Ciudadana y Paz Social (Polsepaz) hemos logrado impulsar un cuerpo de políticas públicas que hoy han logrado una disminución en las tasas de homicidio y de victimización. También, se reconoce que el problema de la inseguridad y la violencia, no se encuentra en el número uno entre las preocupaciones ciudadanas.
Prevención de la violencia para tener más paz social. El problema sigue siendo de urgente atención, y estamos lejos de haberle encontrado una solución definitiva y totalmente satisfactoria. Para seguir mejorando en seguridad y paz social es clave fortalecer las políticas de prevención de la violencia, que apunten a resolver las causas verdaderas de la violencia y a atender los factores de riesgo como la proliferación de armas de fuego y el tráfico y consumo de drogas. Una política integral como la que hemos impulsado, debe combinar adecuadas dosis de control y represión del delito, mejoras en la eficacia de la aplicación de la ley, en los esfuerzos de rehabilitación y reinserción social, con amplias políticas de prevención de violencia. Poco logramos si avanzamos en uno de estos campos, y no lo hacemos de manera paralela en los otros.
La participación y el liderazgo de los gobiernos locales son cruciales para el éxito de las políticas y programas de prevención de la violencia. Los municipios tienen una especial capacidad para conocer y dar solución a los problemas más cotidianos de las comunidades: tienen una mayor capacidad para convocar a los actores institucionales que atienden en los espacios locales correspondientes y poseen competencias fundamentales para controlar factores de riesgo determinantes para la inseguridad, como el mejoramiento de los espacios públicos y la vigilancia de la venta y consumo de alcohol.
Gobiernos locales. El liderazgo de los alcaldes puede asegurar la intervención pública en el espacio municipal, y sus esfuerzos pueden complementar los del Gobierno Nacional de una especial manera.
En el país hay muchos ejemplos que pueden ilustrar esto de buena forma, algunos de ellos son: funcionamiento de cuerpos de policía municipal centrados en la prevención y el control de los factores de riesgo, inversiones concretas para recuperar espacios públicos, promoción de actividades deportivas, recreativas y culturales dirigidas especialmente a los jóvenes, construcción de centros de cuido y desarrollo infantil para la formación de mejores ciudadanos, creación de espacios como skate parks para que los jóvenes puedan expresarse y recrearse sanamente.
Asimismo, la instalación de oficinas de empleo que generen oportunidades laborales, especialmente a los jóvenes en situación de riesgo, así como la participación en los grupos locales de seguridad comunitaria, centros de mediación y resolución pacífica de conflictos, festivales, marchas por la paz y muchos programas y eventos que se impulsan y ejecutan desde el municipio.
Todas estas actividades deben estar articuladas y tener un enfoque de prevención de la violencia. No pueden estar aisladas o tener un sentido en sí mismas, sino que deben estar relacionadas en el marco formal de una Oficina de Gestión Local y Planes Locales de Prevención de la Violencia.
El Ministerio de Justicia y Paz ha formulado estos planes con el objeto de capacitar y asesorar a los gobiernos locales en el proceso particular de elaboración de procedimientos, y hasta la fecha se han ideado 16 de ellos en diversas comunidades y cantones.
Este camino debe seguir con el propósito de mejorar las condiciones de seguridad ciudadana en nuestro país, así como también su paz social.