Es preocupante la situación del país y los serios problemas en campos primordiales, por ejemplo, económicos y fiscales. La reforma del Estado camina lentísimo y necesita un fuerte empujón.
En educación, el “apagón educativo” en cada año lectivo que pasa echa raíces profundas y no hay señales de las autoridades del Ministerio de Educación Pública (MEP) para acabarlo. Salud carece de un norte claro en cuanto a aspectos básicos sobre la prevención. La CCSS refleja cada vez más dificultades financieras y, sobre todo, en la atención de pacientes en Ebáis, clínicas y hospitales a causa de la insuficiencia de recursos de toda índole.
En lo que concierne al MOPT, el panorama es deprimente, dado el pésimo estado de calles, carreteras y puentes; además, las obras públicas que están en construcción marchan a paso de tortuga, lo cual aumenta las presas y representa un gran desperdicio de combustible y recursos económicos para el país. Asimismo, cada año se reportan más accidentes y muertes en las carreteras.
En seguridad, el escenario no es muy alentador. Faltan policías y muchos de ellos trabajan en edificaciones distritales muy deterioradas. Junto con lo anteriormente indicado, aumentan los homicidios por venganzas y ajustes de cuentas mediante el método del sicariato; todo esto ligado a los vaivenes e intereses del narcotráfico interno y externo.
En el campo político, la agenda de proyectos tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo es muy pobre. El primero destaca por proyectos con errores de forma y contenido, y el segundo, por sus propuestas inútiles e improvisadas; no hay química ni coordinación entre ambos.
Urge tomar decisiones para resolver tantos problemas serios, pero se nos ofrece oficialmente un espectáculo tragicómico de dimes y diretes sobre troles y troleadores, en el Poder Ejecutivo y el Legislativo, lo cual implica un gran desperdicio de recursos públicos y la parálisis política.
Da coraje y vergüenza ajena. Por lo tanto, ambos poderes del Estado, por el bienestar nacional, deben cumplir responsablemente las funciones y tareas que les asigna la Constitución Política.
Los problemas del país no se resuelven con novelas y tragicomedias del Poder Ejecutivo y el Legislativo. Costa Rica no está para espectáculos políticos novelescos. Necesita planes y proyectos serios.
El autor es educador.