El número de diagnósticos y muertes por cáncer van en aumento en el mundo. Según la plataforma Cancer Tomorrow de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2050, el número de detecciones y muertes en Costa Rica se duplicaría debido a esta enfermedad.
Paradójicamente, lo anterior es en parte producto de las mejoras sociales y de salud que han traído consigo el aumento en la expectativa de vida.
El cáncer surge a partir de la acumulación de daño (mutaciones) en el ADN durante el curso de la vida. Aunque también ocurre fortuitamente debido a errores en la división celular, la mayoría de las mutaciones son consecuencia de nuestra exposición a agentes del ambiente y factores de riesgo propios de nuestro estilo de vida, es decir, el exposoma.
La evidencia científica establece como principales factores de riesgo de cáncer el sobrepeso, la obesidad, el tabaquismo, la ingestión excesiva de alcohol y la exposición a luz ultravioleta (UV). Por ende, cuanto más tiempo vivimos, mayor es nuestra carga exposómica y más elevado es el riesgo de cáncer.
Es previsible, entonces, que el incremento en el número de personas mayores en Costa Rica venga acompañado de más enfermos y muertes por cáncer.
Aumento en menores de 50 años
Cuanto más temprano en la vida se inicie la exposición a factores de riesgo, más tempranamente empieza la acumulación de mutaciones, lo cual acorta la edad de aparición del cáncer.
Posiblemente, esto explica en buena medida la significativa alza en la incidencia de cáncer en personas menores de 50 años que se registra a escala mundial, lo cual es motivo de preocupación.
Este grupo etario es la población laboralmente activa, están en su pico de productividad y contribuyen notoriamente cuando se trata de llevar sustento a sus familias.
Es importante tener en cuenta que la formación de un cáncer tarda varios años, incluso décadas. Entonces, la “fotografía” epidemiológica de hoy es un reflejo del exposoma de décadas pasadas; y las consecuencias del exposoma actual saltarán a la vista en el futuro.
Por consiguiente, para contener la avalancha futura de casos y muertes por cáncer que anticipan las previsiones debemos actuar prontamente. La inacción le saldría muy cara al país en términos de vidas humanas perdidas y costos de atención para el sistema de salud.
Prevención fuera de la agenda
De acuerdo con una nota periodística publicada en el Semanario Universidad, entre el 2010 y el 2019 la inversión general para el tratamiento de cáncer pasó de ¢3.181 millones a ¢56.720 millones (sí, leyó bien). Si se toma en cuenta que en el 2050 el número de personas adultas mayores se duplicará, al igual que el cáncer, la situación será financieramente insostenible.
El expresidente de la CCSS Dr. Román Macaya lo ha advertido. Ante este escenario, las intervenciones en salud preventiva deben ser la apuesta del país. Sin embargo, en el informe Un vistazo a la salud 2023 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se advierte de que Costa Rica invierte muy poco en prevención.
Un estudio a escala global, publicado en la revista The Lancet, concluyó que el tabaquismo, el consumo de alcohol y un alto índice de masa corporal (sobrepeso y obesidad) son los tres factores de riesgo prevenibles con mayor impacto en la mortalidad y discapacidad por cáncer.
Por ello, las intervenciones con el objetivo de minimizar la exposición a dichos agentes son consideradas como prioridad por la OMS. Entre los cánceres asociados con estos factores, figuran algunos muy incidentes y mortales en Costa Rica, como mama, colorrectal, estómago, hígado, pulmón y cuerpo del útero.
El informe de la OCDE indica que Costa Rica es el tercer país miembro de la organización con mayor prevalencia de personas con sobrepeso y obesidad, solo superado por Estados Unidos y México.
La misma OCDE prevé para Costa Rica una reducción de 3,4 años en la esperanza de vida debido a la obesidad y las enfermedades relacionadas entre el 2020 y el 2050. También nos sitúa como el primer país latinoamericano miembro en cuanto al uso de cigarrillos electrónicos (vapeo).
Estrategias contra el cáncer
Con base en lo anteriormente expuesto, hacemos un llamado vehemente a adoptar estrategias preventivas con el fin de minimizar la exposición a factores de riesgo de cáncer.
Entre las medidas tomadas en varios países destacan el etiquetado frontal de productos (comidas, tabaco y licores), el aumento en la carga impositiva del alcohol, tabaco, comidas y bebidas hipercalóricas, y, en paralelo, la reducción de los impuestos a comidas saludables.
También, se aconseja una regulación más estricta de la publicidad de alimentos de baja calidad nutricional, principalmente cuando es dirigida a niños, y la educación nutricional en escuelas y colegios.
Los nuevos impuestos recaudados deberían destinarse al financiamiento de otras estrategias preventivas. Las evaluaciones exhaustivas realizadas para algunas de esas acciones han demostrado que sí tienen un resultado positivo.
Idealmente, las intervenciones preventivas deben combinarse con esfuerzos integrales en detección temprana y el fortalecimiento de las capacidades diagnósticas y de tratamiento. Esto, porque la detección y el tratamiento del cáncer en estadios tempranos aumenta la probabilidad de supervivencia, mejora la calidad de vida de los pacientes y abarata el tratamiento.
Según la OMS, entre el 30% y el 50% de los casos de cáncer se podrían prevenir mediante intervenciones como las mencionadas. Cabe preguntarse entonces si hay voluntad política para que los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes de la Costa Rica de hoy no incrementen la cifra de muertes por cáncer de la Costa Rica del mañana.
Warner Alpízar Alpízar es profesor y catedrático experto en biología tumoral de la Universidad de Costa Rica.
Luis Bermúdez Guzmán estudia el doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad de Cambridge.