Al final del año anterior la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer los resultados de Costa Rica y otros países en la evaluación internacional PISA 2009. En esa ocasión (la cuarta desde que comenzó a aplicarse el programa en el año 2000 pero la primera en la que participó Costa Rica) el énfasis de la prueba fue la comprensión lectora, aunque también se evaluó la comprensión en matemáticas y ciencias.
Los resultados ubicaron a Costa Rica en el puesto n.° 44 (de 74 países participantes) con 443 puntos en lectura. Aun así, en la región latinoamericana solo fue superada por Chile, en el puesto n.° 43 con 449 puntos.
Escalas de competencia. Aunque la ubicación de Costa Rica en el ranquin general habla por sí solo sobre el rendimiento promedio de los jóvenes costarricenses de 15 años comparado con los demás países, PISA proporciona otra herramienta muy útil para conocer algo más sobre la educación en Costa Rica: las escalas de competencia.
Las escalas de competencia están conformadas por varios niveles que describen lo que los estudiantes saben y pueden hacer. Como la prueba de PISA no se enfoca en evaluar conocimientos específicos sino la capacidad que tienen los estudiantes para utilizar su conocimiento y habilidades para afrontar retos de la vida real, estas escalas nos permiten conocer el nivel de preparación de los jóvenes costarricenses para afrontarlos.
En lectura fueron definidos siete niveles de competencia. PISA considera al nivel 2 como el nivel básico de competencia en el que los estudiantes comienzan a demostrar las habilidades en lectura que les permitirán participar eficazmente en la vida productiva. Para el análisis que se expone, agrupamos a los estudiantes en tres categorías: debajo del nivel básico, en el nivel básico y por encima del nivel básico.
Así, mientras que el promedio de países miembros de la OCDE ubica al 20% de sus estudiantes por debajo del nivel básico, al 25% en este nivel y a más de la mitad de sus alumnos en niveles avanzados (55%), en Costa Rica el 33% de los estudiantes se ubica en cada una de las categorías; es decir, 1 de cada tres alumnos costarricenses no posee las herramientas cognitivas básicas en el área de lectura para afrontar los retos de la sociedad en el futuro, y otro de los tres solamente posee las habilidades básicas.
El resultado anterior es de suma importancia. Un estudio realizado por la OCDE dio seguimiento a los estudiantes canadienses que fueron evaluados en la prueba de PISA del año 2000, y se demostró que la competencia lectora en la escala de PISA se asocia a una probabilidad significativamente mayor de continuar los estudios en vez de pasar al trabajo o a la inactividad a la edad de 21 años.
Brecha educativa. Si desagregamos los resultados de las escalas de competencia, se pueden obtener indicadores importantes. En la evaluación de PISA del año 2009, un 15% de los jóvenes costarricenses evaluados asistían a colegios privados, y los demás, a colegios públicos.
Al ser mayoría, el porcentaje de alumnos de colegios públicos en las categorías de las escalas de competencia es similar (aunque peor) al general de Costa Rica: 38% en niveles deficientes, 37% en el nivel básico y 25% por encima de este nivel. Para los alumnos de colegios privados el panorama es muy diferente: solo un 5% se ubica por debajo del nivel básico, 22% en este nivel, y un 73%, en los niveles más altos de competencia lectora.
La diferencia es muy grande; sin embargo, asumir que se debe a una mayor calidad en los métodos de enseñanza de los colegios privados es riesgoso, dado que en el proceso de acumulación de conocimientos y herramientas cognitivas de un individuo intervienen muchas variables, y no únicamente las escolares.
Sin embargo, es claro que los estudiantes que asisten a colegios privados cuentan con alguna herramienta que les permite tener ventaja sobre los estudiantes de colegios públicos, y por eso tienen mayores tasas de promoción en bachillerato (92% vs. 69% en el 2010), mayores notas en el examen de admisión de la UCR y, por ende, mayor probabilidad de ingresar a esta universidad (La Nación, 21/10/2012), entre otros.
Analizar las variables que pueden incidir en esta brecha no es tarea sencilla, pero las autoridades educativas del país deberían dedicar mayores esfuerzos a este asunto si se espera reducir la brecha de rendimiento educativo entre estudiantes de colegios públicos y privados.
Andrés Fernández Aráuz. Economista
Roberto Del Valle Alvarado. Economista