Un análisis de 21 pandemias que han azotado a la humanidad concluyó que muchas de estas fueron inducidas por el hacinamiento y la escasez de agua, que a su vez produce mala higiene durante las guerras.
Una de las pandemias de mayor impacto fue la mal denominada gripe española, entre los años 1918 y 1920, cuyo primer caso confirmado se registró el 22 de agosto de 1918 en Brest, puerto francés por el que ingresó la mitad de las tropas estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial.
La pandemia de covid-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, se caracteriza porque la conexión global ha facilitado el contagio, mientras tenía lugar una guerra económica entre China y Estados Unidos.
El daño persistente a la biodiversidad, la eliminación de zonas boscosas y el estrés de los animales silvestres debido a la alteración de sus hábitats o pérdidas de estos originan mutaciones y el paso de agentes infecciosos de animales a seres humanos.
La relación entre la sociedad y la naturaleza ha causado la caída de diversos imperios y el surgimiento de fenómenos epidémicos, como la fiebre tifoidea, la viruela, la gripe H1N1 y el cólera, entre otras, que han matado más soldados que las balas, los misiles y las bombas.
Las epidemias también han sido ligadas a los cambios sociales; un ejemplo es la tuberculosis, que se transmite muy fácilmente cuando las poblaciones pasan del campo a las ciudades de forma desordenada, y la mano de obra barata es concentrada en cuarterías o barracas insanas.
Algunas investigaciones relacionan la covid-19 con la pérdida de biodiversidad, pues el desorden en el uso de la tierra y el cambio climático producen la muerte de especies y la aparición de nuevas pandemias.
Ya se pronostican grandes repercusiones sanitarias, económicas y geopolíticas de la invasión a Ucrania; no obstante, entre tanto daño, este acto bélico podría inducir el fin de la pandemia de covid-19, como consecuencia del desplazamiento mediático global hacia la intervención militar, aunado a la ralentización debida a la variante ómicron, que aceleró la vacunación.
Lo paradójico es que el caos bélico podría causar que el caballo de la guerra cabalgue de nuevo con otra peste y provoque hambrunas y muertes.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).