Pruebas en el mundo entero demuestran que la falta de agua potable produce diversos problemas de salud física y mental, tales como estrés, depresión y ansiedad.
Todos los años, excepto durante el aislamiento obligado por la covid-19, aumentan las enfermedades gastrointestinales en temporadas de calor. La principal razón es que las altas temperaturas descomponen más rápidamente los alimentos y debe tomarse en cuenta que este año el fenómeno de El Niño, además de sequías, origina días calurosos, en una supuesta estación lluviosa.
Según el observatorio Copernicus de la Comisión Europea, el mes de julio del 2023 fue declarado oficialmente el más caliente de la historia. En Costa Rica, setiembre rompió el récord de temperaturas en San José en los últimos 80 años, de acuerdo con datos del Instituto Meteorológico Nacional.
El poco viento y el incremento de la humedad también elevan la temperatura, y esto se agravará en los próximos meses debido al fenómeno de El Niño y se mantendrá hasta marzo del 2024. En el Valle Central, la reducción de lluvias fue notable en el último mes y el calor fue más intenso.
Esta situación climática coincide con brotes de diarreas en Alajuelita y la Escuela República de Chile, y con un incremento en los casos de hepatitis A, prácticamente en todo el país.
Al Laboratorio Nacional de Aguas, le ha tocado atender los brotes y ha llevado a cabo inspecciones, recolección de muestras y análisis en las aguas de los sistemas de abastecimiento para uso y consumo humano, vinculados persistentemente a las poblaciones afectadas como el medio de transporte de microbios causantes de diarreas y hepatitis A.
No obstante, por experiencia, sabemos que cuando el agua es abastecida por cañería los brotes se convierten en epidemias y hay más víctimas en las comunidades.
Pero existen otros mecanismos de transmisión de agentes infecciosos causantes de diarrea, habitualmente por la vía fecal-oral debido a la ingestión de alimentos contaminados, incluida el agua con materia fecal, o mediante contaminación directa de las manos u objetos utilizados diariamente.
Cuando el agua se vincula al brote, paradójicamente, se suspende el suministro por la cañería, y esto limita el lavado de manos con agua potable y jabón, favoreciendo la transmisión de gérmenes por el ciclo ano-mano-boca.
Aunado a lo anterior, la escasez de agua, cuando esta está supuestamente contaminada, ocasiona en las personas depresión, ansiedad y estrés, según la Organización Mundial de la Salud, y existen mayores probabilidades de desarrollar el síndrome de intestino o colon irritable y sus consecuentes cólicos, dolor abdominal, gases, diarreas o estreñimiento, o ambos.
Es fundamental, en resumen, que el Ministerio de Salud y el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) utilicen el discernimiento antes de vincular el agua a la transmisión de enfermedades. La prohibición del uso del agua del acueducto podría causar mayor transmisión de gérmenes.
La población también puede tomar medidas. Si existe duda sobre la potabilidad del agua, debe hervirla tanto para ingerirla como para asearse.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).