El informe titulado Zona franca: un motor de competitividad y crecimiento económico en Costa Rica, elaborado por la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), confirma la relevancia del régimen especial para el desarrollo económico nacional. Sin embargo, los promedios de crecimiento ocultan un fenómeno que explicaría la caída en la tasa de empleo directo en relación con el año 2022.
El empleo directo en las zonas francas creció un 1,4 % en el 2023 en comparación con el 2022, un porcentaje muy inferior al 12 % en años previos. En el sector de servicios, en el 2023, la caída fue de casi un 1 % con respecto al 2022.
Lo que sucede es que Procomer no publica el origen del capital de las empresas que operan en el régimen. Sin embargo, el Banco Central (BCCR) reportó recientemente que el 87 % del valor de las exportaciones de servicios tecnológicos brindados por redes digitales proviene de esas empresas.
A pesar del éxito del país en atracción de inversión extranjera, el empleo no está creciendo como antes de la pandemia.
Al analizar ambos documentos, se concluye que la productividad laboral, variable que capta el valor agregado de los bienes y servicios producidos por cada trabajador (medida como el valor de las exportaciones por empleado), ascendió a $71.482 en el 2019.
En el 2020, hubo despidos masivos, incluidas empresas tecnológicas con operaciones en Costa Rica. En cambio, las dedicadas a servicios en el régimen aumentaron su planilla un 15,6 %, mientras que las exportaciones de servicios tecnológicos del 2020 crecieron solo un 2,8 %, cinco veces más lento que el incremento de personal en ellas. Esto provocó una merma del 11 % en la productividad laboral, que descendió a $63.535.
Entre el 2019 y el 2021, incluidos los primeros años de la pandemia, la tasa de crecimiento del empleo directo fue 3,6 veces más rápida que la del valor de las exportaciones en dólares. Este efecto implicó que la productividad laboral disminuyera en ese período, a pesar del buen desempeño de las empresas en el país durante el primer año de la pandemia.
Esas empresas contrataban más personal en Costa Rica, pero los ingresos por ventas al exterior no eran suficientes ni acordes con la tasa de empleo. La demanda de empleados en la industria aumentó rápidamente, generando una competencia por atraer talento. Sin embargo, un problema a largo plazo para las empresas fue haber contratado para satisfacer la demanda en una realidad económica marcada por la incertidumbre.
Entre el 2021 y el 2023, al salir de la pandemia, la tasa de crecimiento del valor de las exportaciones fue 2,7 veces más rápida que la de las contrataciones de personal, algo totalmente opuesto al desempeño mostrado en el período 2019-2021. Como resultado, en estos tres últimos años se recuperó la productividad laboral perdida, alcanzando incluso los $72.134, una cifra muy similar a la del 2019, antes de la emergencia causada por el coronavirus.
El comportamiento de las empresas de servicios tecnológicos está sujeto a las dinámicas económicas globales, por lo que aún se encuentran en un proceso de ajuste. Buscan estrategias para alinearse a la demanda y fiscalización internacionales, mantenerse competitivas y adaptarse a nuevas tecnologías y procesos de automatización, cuyo propósito es mejorar la eficiencia y productividad laborales.
La evidencia empírica sobre el comportamiento de las empresas tecnológicas en Costa Rica muestra que la pandemia y otros cismas globales seguirán teniendo repercusiones en el mercado laboral y la inversión extranjera directa en el país.
Costa Rica depende fuertemente del mercado internacional para su desarrollo, por lo que estos análisis deberían ser tarea diaria para los economistas de Procomer y del Ministerio de Comercio Exterior. Siempre hay espacio para mejorar el impacto y la pertinencia de un informe económico como el recientemente presentado.
El autor es investigador asociado a la Universidad Lead y miembro de la Academia de Centroamérica.