En respuesta al artículo de opinión de Humberto Fallas (“El daño sindical en Golfito”, 20/11/2018), deben aclararse algunos hechos históricos sobre el peso de los sindicatos en el abandono de la producción bananera en el Pacífico sur.
Fallas afirma que el causante de la salida de la Compañía Bananera de Costa Rica fue el sindicato de trabajadores. Presumo que el autor hace referencia a la huelga de 1984.
Los investigadores Abarca Jiménez, Abarca Vásquez, Conejo Barboza, Hernández Rodríguez, Mendoza Mora y Zúñiga Morales, concluyen que el cese de operaciones de la bananera fue un proceso complejo que tuvo sus orígenes hacia la mitad de la década de 1970 y responde al cambio productivo efectuado por la compañía, su migración de banano a palma africana, el agotamiento de tierras, la baja producción y la sobreoferta de banano en el mercado mundial.
A estos factores se suman la crisis económica global, la cual aceleró la salida, pues los precios y la demanda en el mercado internacional cayeron notablemente. De esta manera, el abandono se explica básicamente porque el cultivo de banano dejó de ser rentable y la compañía favoreció una política de diversificación en su producción (Abarca Jiménez, 2015).
Es en ese contexto que debe ubicarse la citada huelga de 1984, con trabajadores lidiando con las consecuencias de la crisis (inflación, devaluación de la moneda) por lo cual se organizaron para exigir elevar los salarios.
Aunque puede aceptarse que el abandono de las tareas agrícolas por los trabajadores descuidó las plantaciones e hizo inviable una inversión para recuperar las hectáreas de cultivo, lo importante es comprender que la decisión de marcharse de la zona sur estaba tomada por la compañía desde antes de la huelga.
Manejo de la crisis. El papel político del movimiento se contextualiza en el manejo de la crisis por parte de la administración de Luis Alberto Monge Álvarez y el temor de que la huelga se convirtiera en la punta de lanza de un movimiento mayor que pretendiera desestabilizar al país.
El papel de la izquierda, recientemente dividida, en ese juego político y el uso del movimiento huelguístico por dirigentes radicalizados, enfrentó y politizó la huelga (Mendoza Mora, Zúñiga Morales, 1991) y la convirtió en la más larga y violenta que había sido registrada en el país, con 72 días de paro, la activación del aparato represor estatal con el Comando Sur y dos obreros asesinados.
Pero dar exclusivamente la responsabilidad del abandono de la producción bananera a los sindicatos, desconoce el peso de los otros factores económicos y sociales antes citados, y lo más importante, invisibiliza el papel de la política empresarial de la compañía bananera en todo el proceso del abandono.
Coincido con Fallas en la precipitación a la pobreza en la zona sur después del finiquito. Por ejemplo, en un cantón como Golfito, en 1984, el 52,4 % de la fuerza laboral se ubicaba en agricultura, ligado a la producción bananera.
La situación cambia y en el 2011, después del abandono, la mayor parte de la mano de obra, el 32,3 %, se encontraba con una ocupación no calificada, es decir, en el sector informal de la economía.
Dependencia. Lo anterior demuestra la dependencia prolongada de una región a un modelo productivo, la ausencia de una opción distinta de desarrollo y la carencia de una política concreta y sistemática del gobierno para dar una respuesta a las necesidades de la región.
Por ejemplo, después del finiquito, la Municipalidad de Golfito se vio desbordada y carecía de planes para emprender las tareas elementales, como mantenimiento y limpieza de vías, pues este fue un servicio público que siempre brindó la compañía (Werner, 2008).
Esos elementos me parece son las causas reales de la actual situación de esa zona del país.
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La historia debe ser utilizada aportando todos los datos que ayudan a comprender con más profundidad un fenómeno del pasado, y más importante aún, la historia debe ayudar a establecer cuál fue el papel desempeñado por los diferentes actores y así entender cómo nuestro presente es fruto de las acciones y la interacción de grupos sociales en el pasado. Somos consecuencia de toda una sociedad y no solamente de uno de sus miembros.
El autor es historiador.