El lunes 14 de mayo el periodista Andrés Formoso escribió un artículo titulado “El reto del transporte público”. Parte de que las anteriores administraciones cedieron frente a los autobuseros.
Para explicar la realidad, la ciudadanía debe entender el significado de la “sectorización”.
Es reconvertir las ciudades, ordenarlas, invertir en infraestructura de apoyo al transporte público y ordenar las entradas a San José con autobuses de mayor tamaño. Para ello, los autobuseros no tienen ni el poder ni el dinero.
El proyecto de sectorización define que los buses de las distintas comunidades llegarán a centros de transbordo, en donde los usuarios abordarán autobuses de mayor tamaño, los cuales, a su vez, viajarán al centro de San José sobre carriles exclusivos, y, con ello, los viajes serán más rápidos en bus porque el uso del suelo se democratizará. En otras palabras: la mayor cantidad de espacio será destinada a la mayor cantidad de gente transportada. Sin estos avances, no puede hablarse de sectorización.
Sectorización significa, de forma directa, disminuir el espacio para el transporte privado y destinarlo al transporte colectivo.
¿Qué lograron las ciudades que han ordenado el sistema de transporte público? Que el viaje en colectivos sea más rápido y más barato que en transporte privado. Así la gente optó por dejar el carro en la casa y usar el transporte público. Tales acciones disminuyeron las presas, el monto de la factura petrolera, la contaminación ambiental, el estrés y las enfermedades. O sea, mejoró la calidad de vida de los habitantes.
Lo necesario. Hablemos, entonces, de lo necesario para modernizar el transporte colectivo. La Aresep, la cual debe respetar según su ley el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan Nacional de Transporte, así como el Plan Nacional de Energía, no ha contemplado en su regulación el esquema para hacer los transbordos de un autobús de menor tamaño a otro más grande. ¿Pagará el usuario en cada uno de los buses? ¿Hará transbordo sin costo? ¿Tiene la Aresep idea de cómo calcular el costo tarifario de la sustitución de la flota a autobuses eléctricos, como manda la ley recién aprobada?
Veamos además el escenario: ¿Harán los pasajeros el transbordo en la calle? ¿Cómo harán en épocas de lluvia? Sin infraestructura de apoyo al transporte colectivo, poco se puede hacer para modernizarlo. Cabe destacar que el proceso de modernización se fundamente en invitar a las personas a cambiar el transporte privado por el colectivo porque el segundo debe resultar más rápido y barato que el primero.
Con tarjetas. Cobro electrónico, dice Formoso. El cobro electrónico forma parte del proceso de modernización del transporte colectivo. Contribuye a disminuir el tiempo de abordaje y a la seguridad ciudadana, pues se hará menos atractivo robar el dinero de la espuma de los choferes.
También prevendría el contagio de las personas en épocas de gripe porque no habrá contacto mano a mano con las monedas. La economía familiar será otra beneficiada, pues será más fácil llevar el control de los gastos en transporte.
Pero también es cierto que el cobro electrónico no será la única manera de pagar el pase, pues a quien lleva monedas no se le podrá prohibir abordar un autobús. Eso dicen nuestras leyes y no han sido cambiadas.
Además, solo en Costa Rica salen los responsables de diseñar el sistema de cobro electrónico a decir que los pasajeros deberán pagar un “poquito más” por usar las tarjetas. En toda ciudad moderna, se induce al uso del cobro electrónico con incentivos económicos, como un simple “pague diez y viaje once”.
Es extraordinario, pero eso también está prohibido por la ley de Aresep, donde tajantemente dice que no se puede cobrar una tarifa distinta a la autorizada, y la pena por incumplimiento es la caducidad.
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De un buen manejo del fideicomiso de cobro electrónico y una adecuada definición del uso de los excedentes han salido en otros lares inversiones para terminales, casetas, parqueos, hospedajes y hasta alquiler de autos, tal como dice Formoso.
Estos conceptos deben ventilarse con mayor transparencia y con mejor educación a la población porque quienes hoy pueden creerse afectados, mañana pueden ayudar a apoyar el cambio para mejorar su calidad de vida.
El autor es transportista.