¿Cómo debe responder una sociedad democrática cuando la cabeza del Ejecutivo reniega del Estado de derecho, desdeña el deber de gobernar y lo sustituye por el ímpetu de agitar? Esta pregunta cobra mayor urgencia tras las virulentas declaraciones del presidente Chaves y algunos acólitos a raíz de las recientes acciones de la Fiscalía.
Por dicha, la conducta de instituciones clave, como el Poder Judicial (en sus distintas ramas), el Legislativo, la Contraloría, la Defensoría y la Procuraduría, ha sido consecuente: no dejarse amedrentar y ser fieles a sus mandatos constitucionales y legales. Han aplicado la máxima del líder independentista cubano José Martí: “El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente”. A esas cualidades se añaden independencia, rigor y firmeza.
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La prensa profesional e independiente sigue los mismos pasos al investigar, exponer hechos, desmontar falsedades, rechazar presiones o amenazas y abrirse a la expresión libre. Sin embargo, a veces ha contribuido, aunque sea desde su sentido crítico, a que los incendiarios exabruptos presidenciales capturen los ciclos informativos y aticen la polarización que pretenden.
No sugiero ignorar su contenido y las reacciones que generan: son ataques muy serios a la democracia. No se pueden desdeñar y es indispensable exponerlos y rechazarlos. Lo que propongo es ajustar los grados de su cobertura periodística, indagar más en el impacto del mal gobierno en la calidad de vida de la población y poner mayor atención a las iniciativas, decisiones y aspiraciones de muchos otros actores sociales, políticos y gubernamentales.
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En cuanto a los ciudadanos, espero que mis sugerencias se alejen del sermón. Lo primero, rechazo total a la violencia. No sumergirnos en las centrífugas de la confrontación o la desinformación. Ser más proactivos que reactivos. Respetar a quienes consideramos adversarios. Prescindir de epítetos insultantes. No reproducir troles en las redes sociales. Colaborar con iniciativas ciudadanas responsables. Participar lo más posible en los asuntos públicos. Informarnos mediante fuentes responsables y profesionales.
En síntesis, instituciones, medios y ciudadanos debemos ser conscientes de la seriedad de esta coyuntura, pero evitar caer en las trampas que nos tienden. Costa Rica es más que un podio en Zapote.
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El autor es periodista y analista.