Oscar Arias y José María Figueres han declarado públicamente sus posibles precandidaturas: uno asegura estar en un proceso de reflexión, y otro está por anunciar su decisión el próximo 2 de abril. Lo anterior se agrega a un proyecto de reforma a los estatutos, colgado en la web del Partido.
Decir lo que se cree es el mayor de los errores en la realidad política. Muestra de eso es el final de Sócrates, Thomas More y Hermann Heller. A riesgo de ser repudiado por ambos titanes me siento en la obligación y en el deber ante la Juventud del Partido Liberación Nacional de dar mi opinión:
El proyecto de reforma apunta en su contenido, principalmente, a desarticular la representación real de los movimientos del Partido Liberación Nacional. Crea un movimiento más (comunalistas) que se suma a los cuatro existentes (trabajadores, jóvenes, mujeres y cooperativistas) y crea siete sectores con una representación en la Asamblea Nacional.
En lugar de dar representación a delegados en número de 36, como sucede actualmente, la reforma eliminan 24 representaciones de los movimientos y aumenta la cantidad de diputados designados a discreción del candidato a la presidencia de cuatro a cinco.
Es posición de buena parte de la dirigencia que las diputaciones así designadas deben reducirse y no ampliarse.
Lo que está detrás. Las reformas citadas no tienen explicación más allá de la intención de eliminar el ruido que puedan generar los delegados de movimientos.
Los movimientos a escala nacional se eligen en distritales. En el último proceso, a padrón abierto en todo el país los representantes fueron elegidos, según cada caso, con cerca de diez mil votos o más. Cifra que justifica su representación democrática en la Asamblea Nacional del Partido.
Recordemos que en el proceso interno del PAC Luis Guillermo Solís ganó con 8.153 votos, es decir, con menos que la gran mayoría de los delegados elegidos de movimientos del Partido Liberación Nacional en las pasadas distritales.
Es deseable incluir movimientos y sectores, pero no reducir la representación ante la Asamblea Nacional.
Si la reforma es aprobada, la renovación emprendida desde hace unos años sería frenada. La Asamblea Nacional del Partido tendría menos representación de jóvenes y mujeres legitimados por una elección nacional, y estos serían completados por el cumplimiento de cuotas para equiparar género o juventud.
Aparte de la intención de precandidaturas, estos temas son esenciales, pero no están en los objetivos de los discursos de Arias y Figueres, expresados por ambos en sus declaraciones.
Una reforma de esta naturaleza es excluyente y se suma a medidas administrativas ya críticas como la irrazonable suma superior a $100.000 para inscripción de precandidaturas.
El autor es fiscal general del PLN.