Si usted fuera elegido presidente, ¿qué sería lo primero que haría? Yo lanzaría un programa nacional de innovación para fomentar la creación de nuevas empresas tecnológicas y así generar empleo de alto valor agregado.
La innovación es hacer “algo diferente que crea valor”, donde valor significa algún tipo de resultado medible, como mayores ganancias, mejor desempeño o mejoras en la calidad de vida. La innovación es una invención que produce valor económico.
En Costa Rica, la cultura innovadora es baja porque no fomentamos la creatividad ni premiamos a los innovadores productivos de la misma manera que a artistas o atletas. Empresarios innovadores como Franklin Chang encuentran grandes dificultades para potenciar el uso de hidrógeno como combustible para el transporte público.
Crecimiento económico. Estudios en países de la OCDE concluyen que la inversión en I+D (investigación y desarrollo) es la causa principal del aumento de la productividad, y no la inversión en capital y mano de obra. La importancia de esto es que una alta productividad genera crecimiento económico y una mayor competitividad, y con ello eleva el nivel de vida de los habitantes. Según afirma Michael Porter, la prosperidad de una nación depende en gran parte de su productividad, medida como el valor de la salida producida por cada unidad de recursos invertidos.
Costa Rica tiene actualmente un serio problema de productividad. Según la OCDE, en el 2015 el valor económico promedio producido por hora trabajada fue de $16, mientras que en los países de la OCDE fue de $47 y en Estados Unidos de $63. Esto se debe, principalmente, al bajo nivel de innovación. Entonces, para mejorar nuestra productividad es necesario hacer una mayor inversión en I+D.
I+D e innovación. Sin una alta inversión en I+D no es posible crear innovación de impacto y, por ende, convertirnos en una nación próspera. Israel, Corea del Sur y Singapur han logrado un gran avance en su prosperidad con base en sistemas de I+D robustamente financiados, que les han permitido generar conocimiento autóctono y convertirlo en valor económico. Debemos aprender de ellos. Por ejemplo, la empresa Speratum decidió irse a Holanda a continuar sus investigaciones en cáncer, pues allá tiene mejores condiciones.
Estudios recientes señalan que las tasas de retorno social de la I+D es de un 32 % en los países de la OCDE, mientras que en el caso costarricense se ha estimado una tasa entre el 34 % y el 40 %, esto comparada con un 6 % de rentabilidad que da la inversión en infraestructura física. Sin embargo, las políticas de I+D no ocupan un lugar preponderante en el Estado costarricense.
Por otro lado, estimaciones sobre el nivel óptimo viable de inversión en I+D que el país podría hacer oscilan entre 0,9 % y 2,53 % del PIB. Cualquiera que sea el nivel óptimo, la inversión actual solo llega al 0,47 % del PIB, y el 85 % de esa inversión la hace el sector público con muy poca del sector privado. La estructura de nuestro sistema nacional de innovación está invertida.
Políticas públicas. Está claro que nuestro país subinvierte en innovación. La brecha de inversión en I+D entre los países de la OCDE y Costa Rica es de un 2 % del PIB, y las causas principales parecen ser la estructura productiva, el capital humano y el conocimiento. Debemos mejorar estos tres componentes.
En el 2008, el Micitt publicó el Atlas para la Innovación en Costa Rica, donde mapeó el sistema nacional de innovación. Es lamentable que la mayoría de los problemas y debilidades identificados hace una década siguen estando presentes. Recientemente, el Global Innovation Index (GII) ubicó a Costa Rica en el puesto 53 de 127 países, con un descenso de 8 posiciones con respecto al 2016. No estamos mejorando, sino retrocediendo.
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En el 2017, el Comité de Políticas de Ciencias y Tecnología de la OCDE evaluó el sistema nacional de innovación y nos hizo cuatro grandes recomendaciones: fomentar la innovación para aumentar la productividad, fortalecer el compromiso a largo plazo con la ciencia y la tecnología, fortalecer la coherencia e implementación de las políticas y mejorar la base de información para la ciencia, tecnología e innovación. Son cuatro grandes proyectos en los que debemos focalizar la políticas públicas de innovación.
Próximo gobierno. Las políticas públicas, la legislación, la infraestructura, el acceso al financiamiento y el desarrollo de mercados definen la capacidad del sistema nacional de innovación. En el actual proceso electoral, el tema de la innovación estuvo ausente en los debates, y en esta segunda ronda debemos analizar los planes de gobierno y preguntar a los dos candidatos cuáles son las propuestas que promoverán la innovación y cómo piensan financiarlas.
El autor es catedrático de la UCR.