A propósito de muchas críticas que he escuchado, me parece oportuno aclarar algunos asuntos sobre el objetivo de la construcción de la ciclovía en San Pedro-La Sabana. La idea de una ciclovía que conectara la Universidad de Costa Rica (UCR) con La Sabana, fue planteada hace varios años por los colectivos cleteros.
El diseño se inició el año pasado en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT). En ese momento solicité a Ingeniería de Tránsito que diseñara una ciclovía para conectar estos puntos tomando como referencia buenas prácticas conocidas y lecciones aprendidas (por ejemplo, evitar pasar por ejes peatonales). Una vez que se tuvieron los trazados preliminares, se buscó a los alcaldes de Montes de Oca y San José, quienes se mostraron entusiastas en contribuir desde su presupuesto a hacerla realidad.
Esta ciclovía no es una ocurrencia ni del alcalde de Montes de Oca, ni del MOPT. Su diseño obedece a un análisis de desarrollo urbano tomando en consideración experiencias de otras ciudades.
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Experiencia exitosa. Veamos el caso de Nueva York, donde se restringieron espacios de las principales arterias de la ciudad, incluidas avenidas tan importantes como la Segunda Avenida y Broadway. El alcalde Bloomberg empezó una construcción acelerada de kilómetros de ciclovía en el 2006. Esta construcción llevó a un aumento en el uso de la bicicleta de entre un 13% y un 32% anual. Esta obra no estuvo exenta de controversias, particularmente la que se hizo en Prospect Park, Brooklyn, construida de manera muy similar a la nuestra. A pesar de demandas legales, una vez en operación, los resultados fueron impresionantes: los accidentes de tránsito con heridos bajaron un 63%, los excesos de velocidad disminuyeron de un 74% a un 20% y no hubo aumento significativo en la congestión vehicular.
El impacto en la calidad de vida fue importante. Un estudio publicado por la Universidad de Columbia determinó que las 45,5 millas construidas en el 2015 aumentaron el índice de calidad vida ( Quality adjusted life years ) de toda la población en .0022. Para ponerlo en perspectiva: para lograr un aumento similar en este índice de calidad de vida usando programas de prevención y tratamiento de enfermedades se debe realizar una inversión 38 veces mayor.
Los críticos de la nueva ciclovía argumentan que en San José no se usa la bicicleta, que no hay cultura. Sin embargo, en la Gran Área Metropolitana (GAM), según un estudio del BID del 2015, “Cicloinclusión en América Latina y el Caribe”, en la GAM hay 125,542 viajes en bicicletas diarios. La municipalidad de Cartago, la zona de la GAM con mayor inclusión de la bicicleta, reportó que 167.000 personas utilizaron la ciclovía en un período de tres meses (diciembre 2013-febrero 2014). Dos años después, durante el mismo período, la cifra creció un 20%. Tanto es así que la municipalidad continúa promocionando la bicicleta como método de transporte.
Adicionalmente, varios estudios han demostrado que es posible disminuir el riesgo de muertes en carretera promocionando el uso de bicicletas. Esto es especialmente importante en Costa Rica con las cifras elevadas que estamos teniendo de muertes por accidentes de tránsito. Entre más bicicletas tengamos en la calles, menos peligroso se vuelve andar en bicicleta. Hablamos de un círculo virtuoso. Y esto no es solo porque se disminuye el riesgo por la infraestructura sino también porque la cultura cambia. Como muestra, existe un estudio de la Asociación Nacional de Oficiales de Transporte de Ciudades de Estados Unidos del 2016 que se puede descargar en http://nacto.org/wp-content/uploads/2016/07/NACTO_Equitable_Bikeshare_Means_Bike_Lanes.pdf.
Infraestructura. Claro, la transformación urbana no puede quedar ahí. Hay que ejecutar soluciones de alquiler de bicicletas, iniciativa que para la ciudad de San José se podría financiar con una licitación de los “mupis” como se hace en ciudades como París. Además, hay que promover la construcción de cicloparqueos en diferentes puntos estratégicos, empresas privadas como Gensler se han comprometido a donar los diseños.
Hay que mejorar el transporte público y continuar brindando soluciones de movimiento a las personas. Poco a poco la ciudad se va transformando. Este proceso no se puede parar, se tiene que continuar buscando cómo se apropian los espacios urbanos para uso de los ciudadanos. Así, poco a poco, la ciudad se volverá de la gente y para la gente.
El autor es exviceministro de Transportes.
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