¿Es posible reducir la pobreza en Costa Rica? Es una pregunta que ha preocupado, inclso obsesionado, a líderes políticos, funcionarios públicos, académicos y a la sociedad en su conjunto a lo largo de varios años, y, más aún, frente al estancamiento del nivel de pobreza en el país durante las últimas dos décadas. Con el fin de contestar esta pregunta, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) impulsó un estudio que fue presentado el 2 de junio, y realizado por los investigadores Pablo Sauma y Juan Diego Trejos.
La respuesta a la que llega el estudio es: sí es posible reducir la pobreza en Costa Rica. Para lograr este objetivo, el documento propone algunas alternativas de acción orientadas a lograr resultados a corto plazo, tanto en el ámbito de la política social como de la política económica.
Entre los hallazgos, se reafirma el estancamiento de la pobreza, basada en ingresos, en alrededor del 20% de los hogares del país desde mediados de la década de los 90. Pero, por otro lado, el estudio señala que la pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas (NBI) en ámbitos como la salud, la educación y la vivienda, sí se ha reducido significativamente. Mientras que, en el año 2000, el 36,1% de los hogares costarricenses tenía al menos una NBI, esta cifra bajó al 24,6% en el 2011, un avance importante sobre el cual hay que seguir construyendo.
Programas sociales. El estudio encuentra que los programas sociales contribuyen de manera importante a la reducción de la pobreza, pero que es necesario ampliar y fortalecer su impacto. Al mismo tiempo, concluye que aumentar el acceso de las personas pobres al empleo, y mejorar su calidad, tendría un impacto aún mayor en la reducción de la pobreza que la incidencia actual de los programas sociales.
Nuestra investigación analiza tanto los programas sociales universales (educación, salud, provisión de agua y saneamiento, etc.) como los programas selectivos dirigidos a la población en pobreza, especialmente las transferencias en efectivo; y encuentra que los dos tipos de programas han tenido impactos importantes. Por el lado de los programas universales, el estudio señala que los servicios sociales públicos han alcanzado coberturas amplias. Advierte, sin embargo, que todavía quedan brechas importantes de exclusión. En particular, resalta que hay casi 50.000 niños de entre 5 y 12 años –24.000 de ellos en edad de primaria– que no asisten a centros educativos.
Al analizar los programas más grandes de transferencias selectivas –el régimen de pensiones no contributivas, las becas de Avancemos y Fonabe, y los programas de ayuda social del IMAS–, se calcula que conjuntamente reducen la pobreza total en 2,5 puntos porcentuales (pp) y la pobreza extrema en 2,9 pp. Al mismo tiempo, el estudio encuentra que estos programas no llegan a toda la población en condición de pobreza que califica para ellos, y que también benefician a una proporción de la población que no se califica como pobre ni vulnerable.
Impacto del empleo. En cuanto al empleo, además de que la población en pobreza sufre mayor nivel de desempleo, cuando está ocupada tiende a laborar en trabajos que no ofrecen jornadas completas, o reciben remuneraciones menores que el salario mínimo. El estudio simula lo que pasaría en caso de que se empleara a todas las personas desempleadas en situación de pobreza, se les completara la jornada laboral y se les asegurara el salario mínimo, y encuentra que las tres medidas en su conjunto bajarían la pobreza total en 8,5 pp, y la pobreza extrema en 3,6 pp, lo cual representa un impacto bastante significativo.
Varias propuestas. Con base en este análisis, el PNUD propone algunos posibles caminos para avanzar en la reducción de la pobreza, entre ellos: 1) mejorar la selección y entrega de las transferencias, de manera que se asegure que todos los hogares en condición de pobreza reciban el apoyo que les corresponda, minimizando las filtraciones a sectores que no están en pobreza; 2) ampliar la cobertura de los programas universales, especialmente la educación y la salud, de manera que lleguen a todos, en particular a las poblaciones más excluidas, y mejorar la calidad de los servicios; 3) generar empleos, con remuneración y condiciones dignas, y programas de capacitación, especialmente para las mujeres y jóvenes, con el fin de mejorar sus oportunidades de acceder a empleos de calidad, con un papel más activo del Estado en estos procesos.
Acciones urgentes. Por último, como tres acciones de especial urgencia, el PNUD plantea la inserción escolar de 24.000 niños en edad de primaria que están fuera de la escuela, el cumplimiento universal de los salarios mínimos y el acceso universal de los hogares en pobreza a las transferencias del Estado que les correspondan. Respecto al último punto, nos parece que la integración de más de 19.000 adultos mayores en pobreza y extrema pobreza –que, según se estima, no reciben ningún tipo de pensión– al régimen no contributivo podría ser un primer paso.
Nos parece primordial plantear como metas explícitas y permanentes del país la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad, con la claridad de que esto, a su vez, significaría garantizar el derecho a un empleo y un ingreso dignos, a la salud y la educación de calidad, y otras condiciones para una vida digna para todos. Esto también significaría definir políticas en todos los ámbitos, en función de estas metas, lo cual a su vez requerirá un amplio proceso de diálogo y construcción de acuerdos, tanto sobre las metas como sobre el camino para llegar a ellas. No será un proceso ni sencillo ni fácil.
Logros y retos. Pero, como el mismo estudio señala, Costa Rica, a lo largo de su historia, ha venido logrando enormes avances en la reducción de la pobreza y en la ampliación del acceso a servicios sociales, debido a una decisión colectiva y sostenida de la sociedad en su conjunto. Incluso, en las últimas décadas, más allá del estancamiento de la pobreza de ingresos, ha logrado avanzar significativamente en la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Confiamos en que Costa Rica será capaz de asumir el reto de dar un salto, construyendo sobre estos logros.
Yoriko Yasukawa, representante residente de PNUD-Costa Rica y coordinadora residente del Sistema de las Naciones Unidas-Costa Rica.