Nuestro país ha demostrado en repetidas ocasiones que su reducido territorio no es impedimento para ser “potencia mundial” en paz, desarme, salud, democracia, defensa de los derechos humanos, la recuperación de los bosques o la generación de energías renovables.
Históricamente, los costarricenses nos hemos dado la licencia de pensar fuera de la caja y ganar un sitio como líderes internacionales, algo poco usual en un país con relativamente poco peso en el concierto de naciones. ¡Nos hemos dado el lujo de soñar!
En vísperas de la celebración del Día Internacional de los Cuidados Paliativos y con el sentimiento de que “sí podemos”, quiero compartirles una aspiración e invitarlos a soñar juntos y contribuir a realizarlo.
En la Fundación Partir con Dignidad, la cual fundé junto con un grupo de personas visionarias y solidarias, queremos que Costa Rica se convierta en el primer país compasivo del mundo.
Durante nueve años, nuestra fundación ha procurado dar apoyo a los pacientes y sus familias que deben enfrentar el sufrimiento que causan las enfermedades terminales. Nos debemos a ellos. Sabemos que día tras día cientos de adultos mayores son atendidos con muchas dificultades por sus familiares en una muestra de humanidad y compasión enormes. Sin embargo, ese acto tan noble suele estar invisibilizado dentro de las cuatro paredes de los hogares.
Los vecinos, con frecuencia, ni siquiera se dan cuenta de las condiciones tan difíciles en que un familiar —casi el 80% de las veces es una mujer— atiende a un paciente pronto a morir o que perdió capacidades para valerse por sí mismo. Así lo he comprobado durante más de 15 años en que, junto con un equipo multidisciplinario, he hecho visitas domiciliarias como geriatra paliativista del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, nuestro querido Hospital Blanco Cervantes.
La Fundación pretende complementar los servicios de la seguridad social apoyando al enfermo y a sus familias fuera de los horarios habituales de trabajo. Dentro de nuestros ejes de acción, está la sensibilización y capacitación en cuidados paliativos a personas y comunidades para que estas se unan en un acto de amor que cambie a toda la sociedad.
Tengamos en mente que Costa Rica tiene ante sí un reto enorme por el envejecimiento de su población, el cual debe atenderse de manera perentoria. El grupo de las personas adultas mayores es el que más crece, y lo hace a un ritmo preocupante: del 2008 al 2019 aumentó en un 59%. Más aún, la tercera parte no puede valerse por sí misma, dependen de un cuidador. Y si hoy la situación es grave, el Segundo informe del estado del adulto mayor de Costa Rica nos advierte de que en las próximas décadas el crecimiento será sostenido.
Frente a estos desafíos, queremos impulsar soluciones de tipo estructural que han sido probadas y dan resultados en otras latitudes.
Una ciudad, un país compasivo
La compasión es un valor que permite que todas las personas sean tratadas con igualdad al comprender sus infortunios. Es un sentimiento que empuja, que moviliza a ayudar a los otros en su sufrimiento. Es un efecto que surge de la simpatía, la tristeza, la comprensión y la empatía para con aquellos que se encuentran en adversidad. Pero la compasión va más allá de la simpatía y la empatía, pues mueve a acompañar al que sufre y la persona no queda inerte ante el dolor humano.
Los habitantes de una Ciudad Compasiva reconocen la importancia de cuidar y acompañar a los miembros de la comunidad cuando sufren o se encuentran al final de la vida. Acompañar suele ser algo tan sencillo como ir a la farmacia a recoger unos medicamentos, ayudar en los deberes escolares a los niños de la familia o ir al almacén cercano a hacer las compras.
La creación de Ciudades Compasivas es un movimiento internacional que nació hace siete años en España, por iniciativa de la Fundación New Health. Pretende sensibilizar a escuelas, colegios, universidades, empresas públicas y privadas y comunidades en general en cuidados paliativos. Se hace mediante la metodología todos contigo, que ha resultado ser sumamente eficaz desde el punto de vista de los costos y es reconocida por la misma Organización Mundial de la Salud (OMS).
New Health acompaña a las organizaciones de una comunidad en el desarrollo de acciones de sensibilización, formación, investigación e intervención comunitaria para la activación de redes de cuidado y acompañamiento de las personas con enfermedad avanzada y sus familiares, para la activación de redes de cuidado y acompañamiento alrededor de las personas con enfermedad avanzada y sus familiares.
Paso a paso permanecen al lado de los líderes del proyecto a fin de estimular iniciativas de capacitación y sensibilización con el objeto de convertir a cada ciudad en una Ciudad Compasiva, basados en la metodología New Health, adaptada a la realidad del territorio.
Una mano para los vecinos
En naciones como España, Colombia y Argentina, existen ya Ciudades Compasivas. Y estoy convencido de que Costa Rica goza de condiciones muy particulares que posibilitan transformarnos en la primera nación compasiva del mundo, ser un país que siente compasión por las personas con enfermedades terminales, muy especialmente, las que viven en pobreza y pobreza extrema.
Resalto entre tales condiciones un Estado de derecho que funciona, un robusto sistema de salud, una seguridad social universal y una fuerte red nacional de cuidados paliativos integrada por profesionales solidarios. Gracias a estos profesionales, el nuestro es catalogado como uno de los países con mejor calidad de cuidados paliativos del mundo.
Hay aquí decenas de profesionales, como médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y nutricionistas, interesados en tomar parte y sacar adelante el proyecto con ayuda de la Fundación Partir con Dignidad y socios muy relevantes y la asesoría metodológica de la Fundación New Health. Muy pronto podremos dar a conocer nuestro primer proyecto piloto.
Queremos que las familias que deben afrontar el enorme desafío de cuidar a un ser querido no lo hagan en la soledad de sus casas o sin capacitación. Que toda la comunidad se una con amor y sin miedo a la muerte alrededor de cada familia y ofrezca su mano para acompañar a sus vecinos. El valor de cultivar la compasión en la sociedad es innegable. El no hacerlo es ser cómplices del silencio. Somos un país pequeño y visionario. ¡Podemos lograrlo!
El autor es médico geriatra y paliativista, fundador de Partir con Dignidad.