Algunos recuperados de la covid-19 se quejan de efectos mentales y cognitivos persistentes, que se han denominado niebla mental.
Investigadores del New York-Presbyterian y el Columbia University Irving Medical Center siguieron el paso durante tres meses a 120 dados de alta tras padecer covid-19. En un artículo publicado en la revista Neurology Clinical Practice, describieron que los síntomas neurológicos incluyen dolor de cabeza, fatiga, mareos, pérdida de memoria, confusión y dificultad para concentrarse.
Posteriormente, en otro artículo, en el Journal of Infection, indicaron que aproximadamente el 30 % de los pacientes estudiados manifestaron que la pérdida de memoria y concentración eran problemas persistentes, situaciones que vivieron tanto hospitalizados como quienes sufrieron síntomas leves.
Las quejas típicas son la dificultad para encontrar palabras y abrumarse con tareas simples. Lo extraño es que, supuestamente, los pacientes no tuvieron un accidente cerebrovascular, infección cerebral o convulsiones durante la infección.
Si bien la covid-19 puede causar lesiones cerebrales, en el caso de la niebla mental, el efecto es desproporcionado con respecto a la gravedad de la enfermedad.
Varios neurólogos sospechan de la activación del sistema inmunitario cuando trata de combatir la infección y eliminar el agente infeccioso; no obstante, como efecto secundario, puede sobreestimular el sistema nervioso, el cual reacciona en forma exagerada y ataca las células sanas.
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Tal respuesta no es exclusiva contra la covid-19, porque también puede ocurrir ante infecciones causadas por otros virus y bacterias, por ejemplo, la neumonía estreptocócica: la bacteria ataca el cerebro y el paciente desarrolla trastornos en el movimiento y síndromes psiquiátricos. Esto se denomina mimetismo molecular y significa que el sistema inmunitario reconoce las proteínas del patógeno, algunas de las cuales son muy similares a las del cerebro, por lo que lo ataca.
La buena noticia es que no hay evidencia de que la niebla mental sea permanente. Debemos ser cautelosamente optimistas, con la esperanza de que la situación se resuelva y las personas afectadas vuelvan a la normalidad.
El autor es salubrista público.