Al ingresar a la ciudad de Cartago, colapsada por el terremoto del 4 de mayo de 1910, el corresponsal del periódico La Información relató el cuadro de devastación que se desplegaba ante su mirada: un paisaje de ruinas que susurraba en cada resquicio la magnitud de la catástrofe.
Justamente, el análisis de grandes terremotos ocurridos hace más de una centuria, como el violento sismo que azotó la ciudad de Cartago y sus alrededores en mayo de 1910, tiene un propósito fundamental. La clave de este estudio está en dos términos básicos: sismicidad histórica. Esta se refiere al registro, estudio y análisis de terremotos que han ocurrido en el pasado a partir de manuscritos, periódicos, fotografías y testimonios, entre otros.
En las últimas décadas, el estudio de la sismicidad ha experimentado un giro significativo al incorporar perspectivas históricas y sociales. Este enfoque interdisciplinario que combina las Ciencias Naturales con las Ciencias Sociales, ha permitido una comprensión más profunda de los eventos sísmicos no solo como fenómenos naturales extremos, sino también como eventos que transforman las sociedades del pasado.
América Central, una región con una intensa actividad tectónica, ha sido un campo fértil para este tipo de investigaciones académicas, donde la colaboración entre historiadores, antropólogos, geólogos, sismólogos, geógrafos y otros especialistas ha dado lugar a avances notables.
La sismicidad histórica no solo busca mitigar el impacto social de los terremotos, sino que también representa un puente entre disciplinas tradicionalmente separadas. Esta permite a los investigadores ir más allá del registro técnico o descriptivo de los eventos telúricos, incorporando a la sociedad como protagonista de estos fenómenos. Así, la Historia, en particular, se convierte en una herramienta fundamental para entender no solo el pasado, sino también las implicaciones y la importancia de redes de información de estos eventos. Además, la sismicidad histórica ha demostrado su relevancia en la formulación de programas de mitigación de riesgos.
La integración de diversas perspectivas no solo enriquece la comprensión de los fenómenos naturales, sino que también fortalece la capacidad para enfrentar los desafíos que estos representan para la sociedad. Este enfoque interdisciplinario es, en suma, un instrumento poderoso para construir un futuro más seguro y resiliente en una región donde los sismos y terremotos son una realidad cotidiana.
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Guillermo Brenes Tencio es historiador.
