“Juntos pero no revueltos”. Así decimos en mi pueblo cuando nos dividimos el trabajo y avanzamos en paralelo. ¿Podríamos emplear esta forma de coordinar esfuerzos para las acciones climáticas que ejecutará Costa Rica en la próxima década? Esta idea me surgió al reflexionar acerca de los contrastes de dos eventos: la cumbre climática en Varsovia, Polonia, y la visita de representantes del cantón de Dota a la región de Baviera, Alemania.
Esfuerzos globales. Costa Rica, hoy en día, colabora activamente para lograr un acuerdo climático mundial. Hace un mes, la delegación nacional se encontraba en Varsovia, acompañada por más de 12.000 delegados que representaban a 194 países. Se estaban negociando temas claves como daños y pérdidas, equidad, financiamiento, y verificación de emisiones. El objetivo de la delegación estaba enfocado en lograr un acuerdo global a finales del 2015.
El esfuerzo que lleva a cabo las Naciones Unidas es un proceso necesario y global. Su alcance es universal, puesto que involucra a más de 7.000 millones de personas y a todos los sectores productivos afectados. El proceso gestionará alrededor de $100.000 millones por año, a partir del 2020. Sin embargo, es un proceso que ya lleva más de 20 años de negociación; hay que coordinar con muchos actores e intereses.
Programa en Dota. Costa Rica también avanza a través del esfuerzo que se desarrolla en comunidades progresivas. Hace un mes, una delegación de tres presentantes del cantón de Dota, tuvimos la oportunidad de reunirnos con actores claves del Modelo Ecológico Achental.
Este nexo es una iniciativa de carácter comunal y voluntario, que aprovecha la buena experiencia alemana como una oportunidad para las comunidades del cantón. El objetivo fue lograr un hermanamiento para intercambiar conocimientos sobre el desarrollo sostenible enfocado en cuatro temas: el turismo, la agricultura, la energía y la conservación.
El esfuerzo entre Dota y Achental constituye un proyecto voluntario y local. En menos de una década, este modelo reactivó su economía con el turismo rural, la energía renovable y la agricultura sostenible y se espera lograr algo parecido en Dota, pues el cantón depende de los precios cíclicos del café y padece de la emigración de sus jóvenes.
Sin embargo, el impacto de este proyecto es puntual: implica a 33.519 habitantes (6.946 en Dota y 26.573 en Achental). Mi estimación en términos de inversión para poner en marcha una iniciativa como esta, es de unos cuarenta millones de dólares. Pero, ¿de dónde saldrán los fondos?
Me motiva que Costa Rica y mi comunidad trabajan procesos y planes para construir un mundo más sostenible. Para sacar más valor a estos esfuerzos, la clave es que ambos se complementen. Si queremos lograr cambios ambientales importantes, hay un dicho europeo que nos puede guiar: pensar globalmente y actuar localmente .