Estados Unidos tuvo un populista y ahora Costa Rica navega en ese mar, muy parecidos en ciertos aspectos
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PorHumberto Moya Mórux
Así como a los padres de familia nos preocupa la influencia negativa que la televisión y las noticias puedan tener en nuestros hijos, los ciudadanos también debemos atender con cuidado lo que ven y a quienes quieren imitar nuestros criollos políticos, especialmente si están infectados ya no del virus causante de la covid-19, sino del populismo.
El Trump del paradisíaco Mar-a-Lago fue condenado por abusar sexualmente de una columnista en 1996 y nuestro presidente de Purral fue sancionado por el Banco Mundial por acoso sexual. Por alguna extraña razón, los hechos no tuvieron gran efecto en el electorado ni aquí ni allá.
Al igual que el expresidente de Estados Unidos, Rodrigo Chaves insiste en maltratar la división de poderes, base fundamental de una república democrática como la nuestra, y alega que el Congreso “juega chapitas” y que el Poder Judicial “negocia sentencias”.
Al igual que el estadounidense, nuestro petit Trump suelta comentarios sin fundamento, pero ofensivos todos, y firma decretos ilegales contra quienes piden asilo. Ya son varias las sentencias de la Sala Constitucional que dejan sin valor esas normas. La última es una aberración legal contra perseguidos y refugiados, olvidando una hermosa y antigua política costarricense de dar protección a extranjeros.
Trump ofendió y lastimó a más no poder a los refugiados y migrantes con una política atroz, separó hijos de sus padres y, de paso, los acusó de ser causantes de los muchos crímenes que azotan a la Unión.
Los ataques de Trump contra el sistema electoral son innumerables, al punto que años después de su derrota sigue todavía hablando de un fraude en su contra. Aquí, el alter ego del mandatario, la diputada Cisneros, hizo en plena campaña la descabellada y ofensiva afirmación de un “chorreo” en su contra, alusión y ofensa directa al Tribunal Supremo de Elecciones.
Los ataques de Trump a la prensa, principalmente contra CNN y el Washington Post, son despiadados, y aquí no se quedan atrás, pues la emprenden contra canal 7 y La Nación, entre otros medios.
El expresidente Trump topó con una prensa cada día más crítica y combativa, y así debe ser también en nuestro país. Es esta el bastión contra los abusos y desvíos, y ese es el deber inmediato de la prensa, a la que no le ha faltado fuerza, mientras a nuestro petit le ha sobrado irrespeto.
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