Hemos tenido muchos éxitos en los últimos 30 años y es una falacia que todo debió arreglarse o comenzó en la administración Solís. Más aún, varios éxitos lo son gracias a políticas de Estado y es un orgullo nacional que podemos mostrar.
No comprendo por qué la administración Solís para identificar los retos pendientes tenga que negar el camino andado. Aquí unos cuantos ejemplos.
Nuestros bosques naturales crecieron de nuevo: Costa Rica ha promovido una política forestal que le ha permitido convertirse en el único país tropical que consigue revertir su tasa de deforestación.
El porcentaje pasó de un 21% de cobertura forestal en 1987 a un 52,4% en el 2013, según un estudio de la agencia de Cooperación Alemana (GIZ). Por ello hemos calculado que ya se alcanzó el 81% de la meta de C neutralidad, siempre y cuando no cambien las políticas de Estado.
La cobertura eléctrica nacional de energía casi es de un 100%: el país se propuso llevar energía eléctrica a toda la población desde que el Partido Liberación Nacional fundó el ICE, y estamos cerca de lograrlo.
El último reporte de la institución es que alcanzamos el 99,48% en el 2014 (vea gráfico).
Recientemente, la ONU presentó los objetivos de desarrollo sostenible, el objetivo número 7, en particular, propone que se luche contra la pobreza energética y se provea de energía a todos a más tardar en el 2030. Nosotros podemos lograrlo 10 años antes.
El 0,52% de la población sin servicio eléctrico parece un número pequeño y lo es en términos relativos respecto a toda Latinoamérica, donde más de 30 millones de personas carecen del servicio; no obstante, aglutina a los más pobres y vulnerables de Costa Rica: las comunidades indígenas, los afrodescendientes y los campesinos sin tierra de las zonas rurales
Finalmente, otro objetivo de la ONU es doblar el porcentaje de energía renovable a escala global para llevarlo al 29%. El país ya está en ese rango, pues, en promedio, alcanzamos el 27% (al combinar electricidad y combustibles).
Innecesaria falacia: en otras palabras, en energía y ambiente se han hecho muchas cosas bien en los últimos 30 años, y es falaz decir que todo debió arreglarse o que comenzó en la administración Solís. Contamos con varios éxitos gracias a políticas de Estado y es un orgullo nacional que todos podemos mostrar.
No comprendo por qué el ministro Gutiérrez, para identificar los retos pendientes o para hacer las cosas mejor, tenga que negar el camino andado.
¿Querrá vestirse con ropas ajenas?
René Castro Salazar fue ministro de Ambiente en la administración Chinchilla Miranda.