La tuberculosis es causada por una bacteria denominada Mycobacterium tuberculosis, la cual generalmente ataca los pulmones, pero también otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.
El contagio se produce de persona a persona, a través de pequeñas gotitas expulsadas al toser o estornudar. Nuestro cuerpo puede hospedar la bacteria, pero el sistema inmunitario generalmente evita que enfermemos.
En esta etapa se denomina tuberculosis latente o inactiva, y no es contagiosa. El paso de latente o inactiva a tuberculosis activa se detecta cuando surgen síntomas como tos con sangre o moco, pérdida de peso involuntario, fatiga, fiebre, sudoraciones nocturnas, escalofríos y pérdida del apetito. En el 2021, 10,6 millones de personas contrajeron la enfermedad y 1,6 millones fallecieron.
Por su parte, una gran variedad de síntomas caracterizan la covid-19, causada por el virus SARS-CoV-2, entre los más graves están dificultad para respirar o disnea, dolor de pecho, pérdida de movilidad. Al 29 de octubre, los casos confirmados en el mundo ascendían a 630 millones y los fallecimientos, a 6,5 millones, para una letalidad del 1,04%.
Ambas enfermedades tienen diferencias significativas. Por ejemplo, el agente patógeno de la tuberculosis es una bacteria y es calificada de enfermedad infecciosa crónica; la covid-19 es causada por un coronavirus, y aunque en algunos pacientes se presenta como persistente, se le cataloga como enfermedad aguda. Las dos son sindemias, debido a que la sinergia entre el agente infeccioso y las enfermedades crónicas agravan la salud de las personas.
Con respecto a la covid-19, un 63% de los fallecidos en Costa Rica padecían hipertensión; un 63,6%, diabetes; y un 41,2%, obesidad. La tuberculosis, presente en el mundo desde el Paleolítico (hace 75.000 años), constituye la primera causa de muerte por enfermedad infecciosa.
Afecta parcialmente a los países más pobres, y se le considera sindemia por su relación con la diabetes mellitus, puesto que esta última es un factor de riesgo para la tuberculosis, ya que la hiperglucemia puede influir en la respuesta inmunitaria frente al Mycobacterium tuberculosis, en la forma de retraso en la respuesta innata de los macrófagos alveolares y afectación del reclutamiento de células mieloides en el lugar de la infección.
Es decir, en los diabéticos, la hiperglucemia altera la activación celular, la capacidad fagocítica y los mecanismos microbicidas, así como la transmisión de los leucocitos y la quimiotaxis, lo que retrasa la reacción antigénica y favorece la multiplicación constante de bacilos tuberculosos.
La sindemia de covid-19 causó interrupciones en la lucha contra la tuberculosis en el 2021 y, consecuentemente, el control de la enfermedad, lo cual ocasionó un 4,5% más de muertes por tuberculosis con respecto al 2020. Lo anterior, por no atender las autoridades sanitaria la covid-19 como una sindemia.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).