Los países de América Latina y el Caribe enfrentan los efectos de una serie de choques que deterioran sus condiciones de inversión y producción, entre ellos, crisis financiera global, tensiones económicas entre grandes polos de la economía mundial, la pandemia, la guerra en Ucrania y el resurgimiento de la inflación, en un contexto en el que se agudiza la emergencia ambiental y se acelera la revolución tecnológica.
Numerosos analistas y organismos internacionales hablan de una serie de crisis en cascada, entre las que se citan la climática, de salud, de empleo, social, educativa, de seguridad alimentaria, energética y de costo de vida, las cuales impactan con diversa intensidad y variadas características a los países, incluidos los de América Latina y el Caribe.
El combate contra la inflación endurece las condiciones financieras globales y aumenta la volatilidad en los mercados financieros y la aversión al riesgo. Esto eleva el costo del servicio de la deuda, reduce aún más el espacio fiscal y exacerba el riesgo de una recesión en la economía mundial en el 2023. La revisión en las tasas de crecimiento para la gran mayoría de los países del mundo para el 2023 publicadas recientemente por diversos organismos son hacia abajo.
En la región, la combinación de factores externos e internos derivados de las decisiones de políticas adoptadas, o la ausencia de estas, reduce la capacidad de crecimiento económico y generación de empleos de calidad y dificulta la lucha contra la pobreza y la pobreza extrema. Sus estructuras económicas y sociales se han debilitado y han entrado en situaciones que refuerzan la inercia de un débil desempeño económico.
Ante esta realidad, la Cepal propugna que América Latina y el Caribe redoblen sus esfuerzos tanto para reactivar sus economías como para cambiar los modelos de desarrollo colocando en el centro de sus esfuerzos políticas para la transformación y la diversificación productivas, así como dar un gran impulso a la inversión pública y privada que permita acelerar el cambio estructural y la transformación tecnológica y digital para un crecimiento alto y sostenido y un desarrollo sostenible e inclusivo.
La dimensión sectorial es crucial, pues en ella se definen las estrategias empresariales, los modelos de negocios y los procesos de formación de capital y creación de empleos. Aunque la especificidad sectorial debe ser determinada en cada contexto nacional, la Cepal propone diez ámbitos que son particularmente promisorios: transición energética, electromovilidad, economía circular, bioeconomía, industria manufacturera de la salud y la digitalización —que están en el centro de los procesos de innovación—, mientras que la economía del cuidado, el turismo, las micros, pequeñas y medianas empresas y la economía social son grandes generadores de empleo, con los consiguientes efectos en los ingresos y la inclusión de los sectores sociales desfavorecidos.
Aprovechar las potencialidades en estos campos implica transformar el modelo de desarrollo de la región para crear condiciones favorables para la inversión, el crecimiento, la inclusión y la sostenibilidad.
La transformación del modelo demanda acciones decididas en múltiples áreas: planificación del desarrollo para la coordinación de políticas, mejora en la gobernanza y la calidad institucional de las instituciones encargadas de las diferentes áreas, políticas macroeconómicas para acelerar el crecimiento y enfrentar la inflación, construcción de estados de bienestar, fortalecimiento de sistemas de cuidado como pilar de un Estado social de derecho, garantizar los derechos de las poblaciones especialmente vulnerables, mitigación y adaptación ante la emergencia ambiental, nueva gobernanza de los recursos naturales, implementación de políticas industriales y tecnológicas e integración regional a la nueva geopolítica de la globalización.
Esta agenda es ambiciosa, pero la realidad es que este no es momento para cambios graduales ni tímidos, sino ambiciosos. Solo la elevación del nivel de ambición puede responder a la cantidad de retos y choques simultáneos, y a la complejidad de las economías y sociedades de nuestra región.
Para articular las estrategias y las políticas propuestas, y para asegurar su ejecución y los ajustes a las nuevas realidades a lo largo del tiempo, se requieren nuevas formas de gobernanza experimentalista, basadas en procesos iterativos y participativos de formulación y puesta en práctica de políticas. En algunos casos, serán necesarios nuevos pactos fiscales, productivos, sociales y ambientales para superar los problemas de la coyuntura y transitar a largo plazo hacia sociedades sostenibles, cohesionadas y resilientes, características que implican avanzar hacia la concreción de estados de bienestar en el marco de economías más eficientes y productivas.
En este momento de acción para superar limitaciones y aprovechar oportunidades, la Cepal presentará los análisis y las propuestas resumidas en estos mensajes en su reunión bienal más importante: el trigésimo noveno período de sesiones, que se celebrará del 24 al 26 de octubre en Buenos Aires, Argentina, con la participación de altas autoridades de nuestra región.
El autor es secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas.