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‘Un jefe que tuve en el Minae me saludaba besándome en la boca’

La violencia sexual contra nosotras se da en medio de un silencio generalizado

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Crecí rodeada, literalmente, de depredadores sexuales que me acorralaban, siendo una niña, en cada centímetro que ocupaba: cuando iba a traer la leche, a limpiar casas de particulares y casas de curas, al mercado, a la escuela, a coger café; cuando estaba en mi casa y cuando estaba en la calle. Todos ellos eran hombres conocidos por depredar sexualmente a niñas y adultas y nadie hacía nada, a lo más, ponerles un mote “gracioso”.








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