El proyecto de ley 23880, denominado Ley para la Responsabilidad Social del Consumo del Tabaco, pretende, entre otros propósitos, aumentar el precio en un 30 % mediante impuestos, de tal manera que disminuya el número de fumadores.
Por otra parte, tiene como fin simplificar la estructura tributaria e incrementar los ingresos para dedicarlos al combate y la prevención.
El consumo de tabaco es objeto de controversia debido a sus efectos negativos tanto en la salud de las personas como en la economía de los países, pues el costo económico mundial asciende a $1.400 millones en atención médica y pérdida de productividad.
Es además una de las principales causas de enfermedades graves y muertes prematuras en el mundo, y, consecuentemente, una carga económica y sanitaria significativa para los sistemas de salud y las economías nacionales.
En primer lugar, es importante destacar los efectos del tabaco en la salud pública, como las enfermedades cardiovasculares y respiratorias y el cáncer de pulmón, entre otras, que no solo tienen un impacto en la calidad y esperanza de vida de los fumadores, sino también es generador de un elevado costo en atención médica, tratamientos y discapacidad.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de tabaco es responsable de cuando menos 8 millones de muertes al año a escala global y se calcula que es la principal causa de enfermedad y muerte prematura en la totalidad de los países.
En segundo lugar, el consumo de tabaco supone un grave problema económico, debido al gasto en atención médica y tratamiento de las enfermedades. En Costa Rica, el costo recae en gran medida en los presupuestos públicos, aproximadamente ¢97.855 millones.
En tercer lugar, el tabaco disminuye la productividad laboral. Los fumadores suelen faltar más al trabajo, rinden menos y las probabilidades de incapacidades son mayores a causa de afecciones relacionadas con el fumado.
Esto impacta negativamente en las empresas y la economía en general, a tal punto que la pérdida de productividad representa un 1,5 % del producto interno bruto, es decir, más de lo que se invierte en ciencia y tecnología.
Además, el tabaco tiene un efecto perjudicial en el medioambiente. Producirlo requiere el uso intensivo de químicos y pesticidas que contaminan el suelo y el agua. Los cigarrillos dejan una gran cantidad de residuos, tales como colillas, que son sumamente contaminantes y difíciles de degradar.
Ante esta situación, es fundamental tomar medidas para reducir el consumo de tabaco y minimizar su impacto en la salud pública y la economía. Políticas de control del tabaco, como aumentar los impuestos sobre los productos, prohibir el consumo en lugares públicos y promover campañas de concienciación y educación, son algunas de las estrategias eficaces.
Cabe destacar que la OMS considera que los impuestos son la herramienta más completa para este fin, especialmente para prevenir el fumando entre las personas jóvenes, pues su sensibilidad al precio es entre dos y tres veces superior a la de los adultos.
La ley que presenté es una forma de afrontar un desafío que requiere la colaboración de la Asamblea Legislativa, las autoridades del gobierno y la sociedad.
El autor es diputado.