En Costa Rica, al igual que en otros países en el mundo, la radioterapia ha estado sistemáticamente infradotada de fondos y recursos durante décadas, lo que ha provocado un retraso significativo en el número de pacientes que pueden acceder a tratamientos que salvan vidas, en el número de equipos que administran radioterapia per cápita y en la capacidad de adoptar avances tecnológicos.
Esta falta de inversión iniciada décadas atrás, después del grave accidente de sobreirradiación de 1996, se agravó con la crisis oncológica posterior a la pandemia de covid-19, cuando se hicieron aún más largos los tiempos de espera para recibir tratamiento debido a la falta de capacidad instalada, la sobrecarga de trabajo y la falta de liderazgo estratégico.
Una de cada cuatro personas en el mundo necesitará radioterapia a lo largo de su vida. La radioterapia es uno de los de los tres principales tratamientos contra el cáncer (junto con la cirugía y la farmacoterapia) y es necesaria en al menos el 50% de los tratamientos del cáncer y en el 40% de los pacientes que se curan.
Estos datos han sido recientemente confirmados y actualizados en el reporte FORTY (Proyecto sobre resultados de la radioterapia, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Manchester y del Sistema de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés).
La industria de la radioterapia ha desarrollado tecnologías precisas, innovadoras y personalizadas que están revolucionando el tratamiento de pacientes en todo el mundo. Los tratamientos más cortos permiten abordajes más precisos, con un aumento en su eficacia, lo que eleva las tasas de supervivencia.
Para Costa Rica, según datos de Globocan, oficina de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer de la OMS, se publicaron los datos sobre el número de nuevos casos para el 2022: 13.325 nuevos casos con 6.072 fallecidos, siendo el cáncer de próstata y el cáncer de mama los más frecuentes y los que, a su vez, representan la mayor cantidad de pacientes referidos a los servicios de radioterapia.
En nuestro país no hay datos precisos, pero, por ejemplo en el Reino Unido, se ha demostrado que, a pesar de ser un tratamiento tecnológicamente avanzado y digitalmente ágil, que puede tratar a los pacientes por una relación de costo-efectividad muy rentable (entre 4.000 y 7.000 libras por paciente), la radioterapia sigue estando en un punto crítico debido a la escasez sistémica de fondos.
La norma internacionalmente aceptada es que el 50% de los pacientes con cáncer deben tener acceso a radioterapia como parte de su tratamiento primario (análisis ESTRO-HERO europeo). Hoy, se calcula que gracias a las nuevas indicaciones en cuanto a los beneficios de la radioterapia, más del 60% de los pacientes con cáncer van a requerir de su uso en alguna etapa de su enfermedad, lo que genera una mayor presión sobre el faltante actual de unidades de tratamiento.
Aunque sin datos actualizados para Costa Rica, el porcentaje de pacientes que accede a un servicio de radioterapia es mucho menor a ese porcentaje.
Además, los tiempos de viaje prolongados para la radioterapia se asocian con una menor supervivencia y una escasa aceptación de los tratamientos oncológicos incluso en pacientes curables. Las normas actuales indican que un paciente que recibe tratamiento debería estar a menos de 45 minutos de un centro de radioterapia. En el país, con solo dos centros de radioterapia dentro de la CCSS, el tiempo de traslado suele ser mucho mayor a esos 45 minutos, en la gran mayoría de los casos, y ni qué decir de los que viajan desde áreas rurales.
Equipos
Los aceleradores lineales (Linac) –equipos de radioterapia– tienen una vida útil recomendada de 10 años y el software debe actualizarse cada 2 o 3 años. Los equipos más antiguos carecen de las capacidades de imagen necesarias para los tratamientos modernos, son más lentos y propensos a averías.
En Costa Rica, a pesar de los recientes esfuerzos, se cuenta con dos equipos que rozan los 20 años de antigüedad y otros dos que están llegando a los 12 años de haber iniciado su operación.
La mayoría de estos aparatos trabajan las 24 horas, lo que conlleva evidentemente a un mayor desgaste y, por tanto, a una vida útil menor.
Se requiere imperiosamente no solo un cambio de estos equipos, sino de una estructura sólida de capacitación, equipo humano y visión de largo plazo que pueda prever las necesidades futuras.
La implementación de “nuevas tecnologías”, como la radioterapia guiada por superficie, la radiocirugía, la radioterapia estereotáxica, etcétera, han logrado un aumento en la capacidad y los resultados en otros países, pero actualmente no contamos con ellas aquí. Otras naciones que aprovechan el rápido desarrollo de estas tecnologías mejoran la atención al paciente, aumentan su capacidad y ahorran costos.
Espera para recibir tratamiento
En Costa Rica, un considerable número de pacientes de cáncer no alcanza los objetivos cruciales y vitales del tratamiento oncológico. Los tiempos de espera para radioterapia en nuestro país, aunque han mejorado en los últimos años, siguen siendo mayores que los recomendados.
En los Países Bajos, el objetivo es que ningún paciente espere más de seis semanas para recibir tratamiento tras el diagnóstico de cáncer. Este objetivo se ha cumplido sistemáticamente gracias a un enfoque del tratamiento del cáncer que reconoce que “la oncología es una enfermedad potencialmente mortal y, para ese tipo de atención, no tenemos listas de espera, ni siquiera durante la pandemia”. En Canadá y Australia, esta medida es de 10 días.
Nuestra realidad dista mucho de estos datos. Acá, los pacientes deben de esperar mucho más tiempo para cita inicial, luego de pasar un largo y extenuante periplo desde la presunción de cáncer hasta el diagnóstico y aún más para el inicio de la radioterapia en las condiciones actuales.
Financiamiento
La radioterapia solo recibe alrededor del 5% del presupuesto destinado al cáncer. Los gastos anuales en radioterapia en Europa, incluida la inversión de capital, representan entre 4,3% y 12,3%. Algunos países desarrollados han introducido programas continuos de financiación de capital para la sustitución de equipos de radioterapia. Esto elimina las presiones constantes de solicitar recursos para sustituir los equipos obsoletos y las tecnologías de la información, que son fundamentales para la administración de tratamientos avanzados en pacientes con cáncer.
El enfoque actual debería ser contar con un programa renovable nacional para sustituir a tiempo los equipos a lo largo de diez años, planificar estratégicamente el aumento en incidencia de pacientes de cáncer previsto para el año 2040 y, lo que es más importante, garantizar la equidad en el acceso de los pacientes oncológicos a tratamientos de radioterapia de calidad.
Está claro que en Costa Rica tanto el diagnóstico del cáncer como su tratamiento están en crisis. Nos enfrentamos a malos tiempos de espera y no existen planes realistas potentes para aumentar la capacidad de tratamiento en áreas como la radioterapia.
La radioterapia puede aportar soluciones significativas a corto y largo plazo para apoyar la prestación de servicios oncológicos de primera clase para los pacientes y es un elemento clave entre los servicios oncológicos de éxito en todo el mundo.
Sin embargo, sin una inversión estratégica inmediata y recurrente, este tratamiento esencial será cada vez más vulnerable al colapso.
jc_chambers@hotmail.com
Julio Argüello-Méndez es médico especializado en Radioterapia Oncológica.