El diccionario de la Real Academia define 'imbécil' como un adjetivo que denota una persona falta de razón, un alelado. De acuerdo con esa definición, me parece que el adjetivo no se debería usar como insulto a algunos conductores de este país, ya que la verdad no puede ni debe verse como un insulto.
¿Qué uso de razón puede tener un conductor que, como vimos en un reportaje de La Nación el mes pasado, decide bloquear la intersección con el bus que conduce? O ¿qué adjetivo podríamos utilizar para describir un conductor que cree que las luces intermitentes anulan la pintura amarilla del caño? ¿Y los que creen que no tienen por qué esperar en fila mientras los que están delante entran a la autopista?
Ciertamente hay opiniones encontradas, hay quienes creen que los más imbéciles de todos son los que deciden que no tienen por qué ir despacio en la fila que sube de Esparza a San Ramón el domingo en la tarde y se dejan ir por la izquierda a toda velocidad. Pero tampoco dejan de tener razón los que opinan que el premio se lo llevan los que conducen en la autopista despacito por la izquierda, de noche, lloviendo, con una mano en el teléfono y un cigarrillo en la otra, sin luces traseras. ¿Habrá, sin embargo, alguno que le gane al conductor ebrio?
Claro está que no todos los conductores son imbéciles ni todos los imbéciles son conductores; lo que llama poderosamente la atención es la gran cantidad de conductores que o son o se comportan como imbéciles. ¿Será que gente inteligente se imbeciliza al tomar el volante? O ¿será que los imbéciles hacen hasta lo imposible por ser conductores?
La labor del anterior director de Tránsito por reducir las muertes en la carretera ciertamente es digna de elogio; el endurecimiento de las leyes de tránsito es, sin duda, necesario. ¿Qué adjetivo podríamos utilizar para describir a aquellos encargados de cambiar las leyes que rehúsan modificarlas por considerarlas cuchillo para su propio pescuezo?