Las autoridades de la Caja Costarricense del Seguro Social, del hospital México y del Ministerio de Salud deben enterarse del incumplimiento en procesos vitales para evitar las infecciones intrahospitalarias.
Estas infecciones son un problema muy serio que afecta principalmente a pacientes internados en condiciones críticas, a pacientes de la tercera edad y a niños.
Las autoridades hospitalarias deben tomar medidas más enérgicas que eviten la proliferación mediante normas higiénicas que sean aplicadas tanto a pacientes como a los empleados, médicos y enfermeras que laboran en los nosocomios.
En una visita a la unidad de terapia intensiva del hospital México (UTI) detecté anomalías en la higiene que son inconcebibles en centros hospitalarios de este tipo y que paso a relatar con el afán de que las autoridades de salud del hospital extremen medidas en beneficio de todos.
Al ingresar a la UTI se le pide a los visitantes que se “laven” las manos con una barra de jabón que está encima de un lavatorio diminuto y en pésimo estado de conservación.
Enjuague y bata vieja. El visitante no recibe ninguna instrucción acerca del lavado correcto ni existe una guía escrita orientadora, por lo que la mayoría de las personas no se lava correctamente y otras, al ver ese “jabón”, optan por enjuagarse solamente. Acto seguido se deben “secar” con una bata vieja que se encuentra colgando y que todos los visitantes utilizan.
Los visitantes, que ingresan con los mismos zapatos contaminados de la calle y con carteras, se deben colocar una bata, que también está colgada a la entrada, pero que es de uso general. Es decir, toda persona que ingresa se la pone, sale, la cuelga, y otra persona se la pone.
Ninguna persona de la UTI orienta acerca de las medidas elementales de cuidado de la higiene.
El problema no se limita a las visitas, dado que los médicos “invulnerables a las infecciones” ingresan libremente con la misma ropa con la que han circulado por todo el hospital. Los misceláneos salen y entran de la UTI a la zona donde se lavan los “bides y cachos” con la misma ropa y guantes. Los estudiantes de medicina, los enfermeros y todo personal médico y paramédico que deambula por el hospital ingresan libremente, sin ninguna medida de control, transportando infecciones de piso en piso y de salón en salón.
Basura contaminada. El problema no se limita a la UTI, dado que es generalizado en todo el hospital, y en los ascensores me correspondió, en compañía de varias personas, bajar en medio de dos canastos de basura contaminada, rotulada y en bolsas rojas, debido a que el elevador que se utiliza para transportar este material no estaba funcionando. En este caso, ¿no es más conveniente cerrar en forma temporal un elevador para las visitas y personal del hospital y dejarlo exclusivo para material contaminado con un rótulo que avise del problema?
Una semana después volví al hospital y las condiciones fueron las mismas, o peores, dado que en el mismo elevador en que me desplacé fui acompañado por una camilla que había sido utilizada para transportar un cadáver, y la persona que lo transportaba le advertía a todas los ocupantes del elevador, que se encontraban a 1 centímetro de distancia, que no lo tocaran dado que era una camilla muy contaminada, pues una persona había fallecido en ella en muy malas condiciones y que el cuerpo estaba sumamente contaminado.
De nuevo, el cuestionamiento se refiere a la importancia de haber tomado la medida más correcta de cerrar un elevador para visitas y dejarlo exclusivo para material contaminado, en lugar de transportarlo en compañía de las visitas al hospital.
En estos momentos, cuando el Ministerio de Salud aplica en forma estricta el reglamento de materiales contaminados en centros médicos privados es cuando debería aplicarlo también en hospitales y otros centros médicos de la CCSS y del Ministerio de Salud, que están infringiendo abiertamente este reglamento.