Invertir en la niñez es indispensable para el futuro de Costa Rica. Tenemos casi un millón de niños y niñas, una oportunidad sin precedentes para asegurar el bienestar de las generaciones futuras y la sostenibilidad y competitividad de nuestra economía.
Desde el nacimiento y hasta los ocho años, se experimenta el desarrollo físico, mental y emocional más relevante de la vida.
Numerosas investigaciones concuerdan en que al cumplir cinco años de edad el cerebro se ha desarrollado en un 90 %. Es el momento más crítico para establecer las bases de la salud, el aprendizaje y el bienestar social; sin embargo, tan precioso lapso es a menudo subestimado y sus consecuencias perduran toda la vida.
Los beneficios de invertir en la primera infancia están claros y son cuantificables. Estudios liderados por economistas como el premio nobel James Heckman demuestran que por cada dólar invertido en los primeros años de vida la sociedad recibe hasta siete dólares de retorno.
El retorno proviene de las reducciones en el gasto por servicios de educación especial, menos demandas sobre el sistema de justicia y la formación de una fuerza laboral más competente y saludable.
Bases del mañana
Pero más allá de los beneficios económicos, invertir en la primera infancia es un imperativo moral, que promueve la equidad social. Brindar educación y cuidados de calidad desde temprana edad nivela el campo de juego para todos, sin importar el origen socioeconómico o étnico, y brinda a la niñez la misma oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) identificó como tarea pendiente en el país la ampliación de los servicios de cuidado infantil, pues solo el 15 % de quienes tienen tres años —y el 8 % en el caso de los menores de dos años— reciben algún apoyo de este tipo.
En el 2019, el Estado de la Nación insistió en la universalización de la red de cuidado infantil y llamó a superar las trabas legales e institucionales al otorgamiento de subsidios a la población fuera de la condición de pobreza.
Además, es necesario invertir en las habilidades cognitivas críticas, emocionales y sociales de la niñez. Para ello, es indispensable seguir ampliando la cobertura de la educación preescolar y acatar las recomendaciones de la edición del 2023 del Estado de la Educación sobre cómo mejorar la calidad de la oferta de los servicios educativos, especialmente aquellos orientados a la niñez perteneciente a los hogares más afectados por la pandemia.
Costa Rica, gracias a su compromiso histórico con la educación y la salud, está en una posición privilegiada para liderar una transformación en este frente. Sin embargo, para que esta visión cristalice, es imperativo fomentar una alianza público-privada con el fin de canalizar recursos, conocimientos y pasión hacia la primera infancia.
Si queremos más empleo y de calidad, necesitamos personas con todas sus habilidades y darles oportunidades para trabajar, mejorar su situación y la de sus familiares, y promover crecimiento y prosperidad en el país.
Por eso, el cuidado de la primera infancia es también responsabilidad de las empresas, junto con las familias y el Estado, y por esa razón se debe trabajar en alianza colaborativa.
La OCDE dice que hay que priorizar el gasto público en la primera infancia. Debemos insistir en que la disciplina fiscal no tiene por qué implicar recortes a la inversión destinada a atender a los niños y las niñas como forma de lucha contra la pobreza y las desigualdades, y la construcción de una mejor y más responsable ciudadanía.
Alianza empresarial
La colaboración entre el gobierno, la comunidad empresarial, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil acelera el progreso hacia la universalización de la educación preescolar, mejora la calidad del cuidado infantil y extiende los servicios de salud y nutrición.
Empresas líderes en Costa Rica ya comenzaron a mostrar el camino, pero necesitamos que más actores se unan a esta causa.
Hago un llamado a unirse a una gran alianza público-privada por la primera infancia que fortalezca la Alianza por el Cuido, de la cual ya participan Boston Scientific, BLP, Lafarge Holcim, BAC, Banco Nacional, Pozuelo, Sardimar, P&G, Grupo Trisan, Grupo Empresarial del Este (GESA), Fundación Dehvi y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Tenemos resultados que mostrar, pero necesitamos más empresas aliadas comprometidas.
Me complace poner a disposición el Kit Empresarial, una caja de herramientas con recursos para empresas, personas cuidadoras y centros de cuidado infantil, que contiene casos de negocios, buenas prácticas, videos y otros materiales con información de interés para la atención de la primera infancia con calidad.
Asimismo, la AED diseñó la plataforma interactiva El Camino de la Crianza Respetuosa, con el fin de ayudar a familiares, docentes, personas cuidadoras o mediadoras lúdicas a poner en práctica estrategias consistentes con la dignidad de la niñez.
En una época de rápido envejecimiento demográfico, Costa Rica necesita a sus hijos e hijas más que nunca, pero, sobre todo, que pensemos en quienes nos roban el corazón con sus sonrisas y su nobleza. La felicidad se construye desde la infancia, y para eso debemos trabajar ya, con fuerza y empeño.
La autora es presidenta de la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED).