La arqueología es noticia. Estamos ganando. Hemos avanzado. Durante más de un siglo el patrimonio arqueológico se ha venido destruyendo en Costa Rica. Las causas principales han sido el huaquerismo y las acciones mecanizadas.
Para regocijo del espíritu y la reconstrucción de la historia antigua, la arqueología le brinda a la sociedad un sentido de pertenencia a un territorio específico. Significa construir nuestros orígenes y definir nuestro arraigo.
Semejante tarea no se destruye, sino se construye. Por nada del mundo puede pensarse la arqueología como un atraso. La arqueología nos resuelve nuestra identidad común. En esta tarea participamos todos, no sólo el Estado, la sociedad civil no está excluida.
Viraje descomunal. En los últimos años hemos visto un cambio sorprendente en las posibilidades de lograr una mejor protección del patrimonio arqueológico con la aparición de nuevas instituciones y leyes. Se ha logrado con ello pasar de la destrucción a la prevención. Donde hace apenas diez años la norma era destruir, ahora lo es proteger. Los estudios de valoración arqueológica como componente del estudio de impacto ambiental se han abierto camino. Se registra una información que antes se esfumaba.
La regla por excelencia es conservar. Sin embargo la filosofía es armonizar intereses como los de construir y conservar. Todo es posible. Ha sido un proceso de aprendizaje que a muchos les causa desesperación. Planificar lo resuelve. Integrado el componente arqueológico dentro de la planificación del proyecto a realizar no entorpece. El asunto estriba en incluirlo y no creer que las denuncias por destrucción del patrimonio o su atención tardía significan un atraso.
Atraso es que Costa Rica no sea efectivo en la protección de patrimonio arqueológico, una obligación constitucional que ha sufrido múltiples vejámenes. Enhorabuena por los avances logrados. Felicitaciones a la empresa privada por su participación.
Los ciudadanos de ayer, hoy y mañana lo agradecerán.
(*) Directora General, Museo Nacional de Costa Rica