Opinión

La parca joven

Me ofrecí a dejar constancia y respeto frente a dos promesas truncadas

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Que el amigo Alfredo Levy ha fallecido, lo lamento. De paso, donde quiera que esté, le informo que yo, sin ser monje, hace rato “vendí mi BMW” y soy feliz. Pero que la parca se ensañe con jóvenes de menos de 40 años, para uno no deja de tener resonancia injusta. Recuerdo todavía, de hace décadas, el caso de dos promesas teatrales: Jorge Valldeperas y Rosita Zúñiga. Dos casos más recientes, en este sentido, evidencian la sabiduría popular: para morir, ¡solo hace falta estar vivo! Reflejaron vidas de las más opuestas, pero coincidentes en lo ejemplar y en el final prematuro, trágico.








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