Un sueño que pasa por nuestras manos y casi no nos damos cuenta. Entre todo lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo diario en que ocurre la mayor parte de nuestras vidas, como bien lo dice Ernesto Sabato "se abre una cuña en el alma que separa al hombre - y a la mujer diría yo también- de la felicidad como al exilado de su tierra".
Pero ¿qué es vivir? ¿No es acaso el esfuerzo diario por cumplir los sueños, el abrazo del amigo, el sentir la manita de nuestros hijos o el disfrute de una buena conversación con nuestros seres queridos? ¿No es acaso el poder correr detrás de una mariposa, el sentir la brisa, el tomarnos de una mano en tiempos de desesperanza o el poder saborear los alimentos cuando nuestro instinto y cuerpo nos lo demandan?
¿No es acaso el llorar ante nuestros fracasos y volver a levantarnos, el disfrutar del abrazo necesario de nuestro compañero y el dejar nuestra huella, con nuestros sentimientos, pasiones, afectos, frustraciones, fe, ilusión, y nuestro rastro por dondequiera que pasamos?
¿No es acaso el disfrutar al contemplar las caritas de los niños degustando quizás una única merienda al día, o el llorar de frustración frente al televisor cuando vemos el rostro sin esperanza de miles de mujeres a las que por hambre y sed se les mueren sus hijos entre las manos?
¿No es la vida este sueño del que a veces quisiéramos despertar para no ver más las guerras de quienes se gastan millones por la simple ambición de poder o territorios?
¿No es la vida para miles de mujeres un sueño en el que han vivido durante años atadas. Mujeres que han estado vivas en el amplio sentido de la palabra, no conectadas a un catéter que las alimenta, y aun así con todas sus capacidades motoras y mentales han tenido que compartir lo que también aman?
¿No viven cientos de personas -hombres y mujeres, niños y ancianos- durante años atados a la cama de la soledad, la indiferencia y la desesperanza en el pabellón de los desahuciados?
No hay duda, la vida es un sueño. Hoy Terri Schiavo descansa en paz..., pero para muchos otros el sueño continúa.