Han aparecido declaraciones que la Iglesia Católica se opone a la educación sexual de niños, adolescentes y jóvenes; que la visión conservadora y adulto-céntrica de la Conferencia Episcopal ha frustrado los esfuerzos del Estado para dar tal educación.
Ante tales afirmaciones creo oportuno aclarar lo siguiente:
La Iglesia Católica representada en la Conferencia Episcopal de Costa Rica no se opone a tener guías como instrumento de una verdadera educación sexual de niños, adolescentes y jóvenes.
Control y permisivismo. Es incluso falso afirmar que en el contexto eclesial se vea el sexo como algo “malo”, por cuanto tiene origen en Dios Creador.
A lo que se opone la Conferencia Episcopal es a unas guías sexuales que no responden a la totalidad, integridad y dignidad de la sexualidad de la persona humana; a su capacidad de compartir la genitalidad conforme al plan de Dios.
Se opone la Conferencia Episcopal a unas guías de sexualidad que informan, pero no educan en los valores humanos y cristianos y que reducen la sexualidad a la genitalidad.
Se opone a unas guías que responden a un proyecto internacional, orientadas a fomentar el control de la natalidad y el permisivismo sexual.
Igualmente se opone a que se diga a niños y adolescentes que tienen derecho a gozar de una sexualidad “plena y placentera” y que se obstaculice a los padres de familia en su derecho innato a educarlos, calificando su intervención de “adultocentrismo”. Es fomentar al libertinaje sexual (Vd. Proyecto Amor Joven).
Se opone la Iglesia a una educación sexual cuya preocupación más importante o casi única es evitar los embarazos de adolescentes y la prevención del sida. Sabemos la receta: use condón (Cfr. declaraciones de la ministra de la Condición de la Mujer). Se omite informar que el condón tiene un margen de ineficacia para tales propósitos y que fomenta la irresponsabilidad.
Se opone la Iglesia a que se pretenda disminuir o ignorar el derecho de los padres de familia a ser los primeros educadores de sus hijos, derecho y deber indelegables.
Se opone la Iglesia a que en instrumentos elaborados se diga a los adolescentes que en sexo todo es permitido, todo es lícito mientras sea de mutuo acuerdo (Vd. Instrumento del Movimiento Nacional de Juventudes).
Ciertamente una guía no es un devocionario, pero hay que rescatar valores como el amor, la familia, el respeto, la castidad, etc.
No hay que pensar solamente en dar y repartir los condones, o que esterilizar a las personas es la solución a los problemas que la sociedad vive en estos momentos; hacer eso no alivia nada, sino más bien fomentaría el desorden y el libertinaje sexual que tanto daña a las familias y, por ende, a la Iglesia y a la sociedad.
Camino a la destrucción. Es necesario elaborar propuestas que respondan verdaderamente a una visión cristiana de la persona, la familia y la sociedad, No podríamos, los obispos, estar de acuerdo con algo que, en vez de llevar al ser humano al goce lleno de su vida, lo esté llevando a su propia destrucción.
La Conferencia Episcopal es consciente de la responsabilidad que tiene y, por eso, estamos trabajando en una propuesta de guías sexuales que formen realmente a las personas en su sexualidad, sin perder de vista los valores humanos y cristianos que deben caracterizar a un pueblo creyente en el Dios de la vida.
No intentaremos suplir la función formadora de la familia en este campo, sino que deseamos colaborar intensamente con las familias costarricenses en esta gran tarea.
Deseamos que el Gobierno de la República y sus instituciones interesadas en este proyecto reciban nuestro aporte a la sociedad costarricense con mucha apertura y disposición pues nunca ha sido nuestra intención ser un obstáculo en su labor, sino más bien un eficaz elemento de colaboración y ayuda en la gran tarea que desempeñan.